Medio millar de loiolatarras pueden usar su tarjeta OTA

Medio millar de vecinos de Loiola pueden utilizar ya la tarjeta OTA solicitada en las últimas semanas con el fin de poder aparcar en las calles de su barrio con mayor facilidad. El sistema de aparcamiento regulado comenzó a funcionar el pasado martes con una docena de nuevas máquinas repartidas por las calles.

En total, en Loiola surgen 875 plazas de OTA, 137 de las cuales son exclusivas para residentes y están repartidas por el Alto de los Robles, plaza Atarieder, grupo Batxillardegi, calle del Monte Hernio, camino de la Hípica, Matxiñene, Sierra de Urbasa, Urbia y Zubiondo.

La mayoría de la plazas de OTA de Loiola se sitúan en zona verde, lo que permite un máximo de aparcamiento de 180 minutos. En la calle central del barrio, Sierra de Aralar, hay OTA comercial con un máximo de 90 minutos. Debajo de la variante, el estacionamiento es de larga duración, de hasta 540 minutos.

Aunque hasta el momento el Ayuntamiento ha recibido cerca de 500 peticiones para estacionar en la nueva zona de estacionamiento regulado, la institución espera que el número total de viñetas de OTA se acerque a un millar en un futuro próximo, según los cálculos de vehículos y residentes.

Ya no es necesario colocar una pegatina en el coche ya que las viñetas se controlan de modo virtual, con la matrícula del coche.

Melodi, en unos días

Una vez que estén todas las plazas de Loiola pintadas y señalizadas completamente, el Departamento de Movilidad del Ayuntamiento comenzará a llevar a cabo el pintado de las demás zonas de la ciudad que también pasarán a contar con este tipo de aparcamiento.

En Aiete, la calle Melodi y los paseos de Sanserreka y Pío Baroja, se sumarán a las zonas con OTA, al igual que el paseo de Lazkano y las calles José Olaizola, Aizkorri y Manuel Vázquez Montalbán.

Las nuevas plazas habilitadas para los residentes en las distintas zonas de Donostia llegarán a 16.735, lo que supone un 7% más de las existentes.

La creación de nuevas zonas de OTA ha sido una reclamación de los vecinos de los barrios en los que se implanta ahora el sistema, que han sufrido el efecto de situarse al lado de zonas con aparcamiento regulado, a las que acceden personas de otras zonas para tomar el transporte público.