UN botón, un peine, monedas, balas, la cajetilla para el tabaco, una hebilla de cinturón... El elemento más prosaico que anide en las entrañas de la tierra puede esconder una historia trágica producto de la guerra. Un drama vivido en primera persona por las víctimas del conflicto bélico pero que se ha perpetuado a lo largo de las décadas por los que les han sobrevivido: familiares de todas aquellas personas muertas en combate, fusiladas o que perdieron la vida mientras permanecían en cautividad en condiciones penosas.
Esta situación se agrava por el desconocimiento que opaca muchas veces el destino o paradero de los allegados que se quedaron por el camino. A pesar de la dificultad intrínseca de la labor de recuperación de sus restos para, en el caso de ser identificados, devolverlos a sus familias, el Gobierno vasco tiene en las exhumaciones una de las vigas maestras de su política de memoria.
Esta tarea contó a modo de resumen con el acto celebrado el 26 de febrero de 2021 en la sede de Gogora, en el que se presentó el informe Exhumaciones de la Guerra Civil en Euskadi que arrojaba que, hasta ese momento, se habían recuperado los restos de 110 víctimas de la contienda, 70 de ellos combatientes, 26 ejecutados extrajudicialmente y 17 fallecidos en cautividad. La mayoría, 110, eran hombres y solo 27 pudieron ser identificados. Asimismo, el balance del Plan Vasco 2015-2020 sobre estos desaparecidos concluía que se habían investigado y prospectado 128 localizaciones, 46 de ellas con resultado positivo.
Ascensión
Desde esa presentación, a la que acudió el lehendakari Iñigo Urkullu y numerosos familiares de víctimas, han seguido las actuaciones a cargo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que en 2003 suscribió un convenio con el Gobierno vasco para impulsar las prospecciones de cara a “restituir la memoria y los derechos de las víctimas exhumadas”.
Mirando a futuro, otro lugar a prospectar será el monte Saibi. El propio lehendakari comunicó que “aún no se han encontrado los cuerpos” y “seguiremos trabajando para hallarlos”, en referencia al comandante Felipe Bediaga y otros combatientes republicanos que perdieron la vida luchando contra el bando franquista en abril de 1937. De hecho, el Ayuntamiento de Abadiño y la Mancomunidad de Durangaldea han institucionalizado el 14 de abril como fecha de subida al monte Saibi, después de que Urkullu hiciera un llamamiento para ascender a la cumbre.
En Durango, la prospección que se llevó a cabo en el cementerio de Santikurutz en febrero de 2022 arrojó resultados negativos. El Ayuntamiento y Gogora dieron a conocer que no se encontró ningún resto o indicio de la supuesta fosa común con personas asesinadas en los bombardeos fascistas de marzo y abril de 1937. Los trabajos, realizados por técnicos de Aranzadi, se centraron en dos zonas del camposanto en las que históricamente se habían recopilado testimonios e informaciones sobre la presunta fosa común.