Cualquier descenso es un drama a todos los niveles. Las consecuencias a nivel económico y social suelen ser muy duras pero el Alavés se ha puesto manos a la obra para intentar minimizar los daños de su errática temporada. El club ultima los detalles de una campaña de abonados que permita en el futuro a Mendizorroza registrar buenas afluencias de público pese a la pérdida de un escalón competitivo.
El impacto del descenso sobre la asistencia al recinto ubicado en el Paseo de Cervantes es algo que tan solo el tiempo determinará una vez el Alavés concrete todos los detalles de su campaña y los haga públicos. Por razones obvias, tanto la política de precios como el proyecto deportivo encomendado a Sergio Fernández pesarán en el subconsciente del alavesismo a la hora de renovar su abono.
El objetivo, sin duda, radica en que Mendizorroza vuelva a ser el mejor aliado del Glorioso y mantenga su efecto intimidatorio en una categoría sin el glamur de Primera pero con otros indudables atractivos. Si el duodécimo jugador no falla, el trayecto hacia el ascenso será menos pedregoso.
En la pasada temporada, pese a que el Glorioso, tal y como aseguró el presidente Alfonso Fernández de Trocóniz durante el reciente desayuno informativo, dispuso de 13.500 socios, la asistencia media al feudo albiazul fue de apenas 10.952 espectadores. Un número prácticamente idéntico al que se recogió al término de la campaña 2015-16, en la que el conjunto albiazul logró el anhelado ascenso a la máxima categoría de la mano de José Bordalás.
El número de espectadores que se congregaron de media en Mendizorroza durante el curso 2021-22 es más bien pobre para un equipo que acumulaba su sexta temporada consecutiva en Primera División y aspiraba a dar otro paso en su intento de asentamiento en la élite. Sin embargo, esta cifra estuvo condicionada en primera instancia por las restricciones de la pandemia y también más tarde por los malos resultados del equipo. En la campaña 2018-19, la anterior a la pandemia, la casa albiazul congregó a 17.183 espectadores mientras que en la 2017-18, la más alta de su historia, fue de 18.389.
Por ello, el Alavés, además de potenciar su estructura deportiva a la hora de formar una plantilla ganadora y capaz de sellar el objetivo del ascenso, deberá reenganchar a una parte de la masa social que en los últimos meses, ya sea por la mala dinámica de resultados o por la desconfianza hacia el proyecto deportivo, no ha asistido frecuentemente a Mendizorroza. Porque, más allá de que los resultados deportivos en los últimos años hayan sido decepcionantes, el inagotable aliento de la afición ha sido el factor diferencial durante el último periplo del Glorioso al más alto nivel.
Ahora bien, la media de espectadores que el Alavés consiguió durante sus tres cursos en Segunda División sirve como alerta de lo que se podrá encontrar en apenas dos meses si la plantilla no ilusiona o incluso si los precios de los abonos no son del agrado. En la campaña 2015-16 la entidad albiazul dispuso de un total de 9.412 abonados antes de que la temporada comenzase y, después, una media de 11.462 espectadores acompañaron al equipo en un año histórico donde el conjunto babazorro logró el ascenso. En la 2013-14 y 2014-15, sin embargo, la media no superó los 10.000 espectadores, siendo de 9.867 y 9.369, respectivamente.
Los precios de la campaña y el proyecto deportivo serán determinantes para saber el calor del que dispondrá el equipo en el curso 2022-23