Las dos últimas derrotas del Alavés a domicilio propiciaron hoy un ataque de entrenador hasta cierto punto lógico de Luis García Plaza que, por desgracia, no dio sus frutos. En su afán por encontrar nuevamente la pócima del éxito, el técnico madrileño agitó de forma notable el once inicial con siete cambios respecto al traspié en el Heliodoro Rodríguez López canario, pero lo cierto es que la revolución deparó unos réditos funestos.
Es más, se diría que la brusca sacudida al equipo de gala con el ingreso de jugadores con muy poco ritmo tras su ostracismo en los últimos tiempos no supuso el mejor caldo de cultivo para afrontar la temible visita del Levante, aunque obviamente hablar a toro pasado siempre es más fácil. Con independencia de los rostros escogidos para la ocasión, la gélida velada acentuó las dudas de un Alavés inmerso en el momento más delicado desde el arranque de la temporada.
En el duelo de gallitos, el Levante exhibió la jerarquía de su poderosa plantilla e impuso su fútbol de tiralíneas en Mendizorroza, testigo del primer borrón albiazul. Era, en efecto, una noche de máxima exigencia por el glamur de un visitante de tronío y el Alavés no pudo salir airoso tras recibir dos zarpazos granotas en la primera mitad que le obligaron a remar contracorriente.
Al equipo babazorro se le atragantó el partido desde los primeros compases y el tempranero gol de Bouldini al filo del cuarto tras una indecisión entre Abqar y Laguardia complicó más si cabe el plan de partido. Mal escalonados en el intento de forzar el fuera de juego granota, la novedosa pareja de centrales ideada por Luis García quedó muy señalada en el tanto visitante tras un medido centro de Pepelu y el posterior testatarazo del punta marroquí.
Con el marcador en contra, el Alavés se sintió muy incómodo sobre el césped y dejó muchos espacios a la espalda de su defensa que un rival tan talentoso como el granota aprovechó para generar peligro. En la búsqueda del gol, al cuadro albiazul no le quedó otro remedio que correr riesgos y, por tanto, distó bastante de ser ese grupo tan bien armado que durante muchas jornadas de esta primera vuelta hizo la vida imposible a sus rivales.
Campaña y De Frutos indultaron al Alavés antes de que llegara el jarro de agua fría casi definitivo a las puertas del intermedio. Otro error defensivo de bulto castigó sobremanera al Glorioso, que concedió lo que no está en los escritos al peor rival posible de Segunda División. Entre la defectuosa peinada hacia atrás de Laguardia y la ternura con la que Rioja trató de despejar el balón de su área, Son lo tuvo muy fácil para perforar nuevamente la portería de Sivera.
El Alavés fue un constante quiero y no puedo. Con más corazón que cabeza, llegó con muy poca claridad al área de Cárdenas y estuvo muy expuesto a las contras levantinas. El VAR echó para atrás un penalti por manos de Salva Sevilla que pudo haber significado el 0-3, pero ni por esas desapareció el desasosiego en un encuentro donde los cambios tampoco incrementaron el dinamismo ofensivo. Sylla, a la postre expulsado de forma absurda, Rober, Jason y Moya fueron, en líneas generales, intrascendentes desde su ingreso.
Caída a la quinta posición
En definitiva, tercera derrota consecutiva para un Alavés que pierde gas a pasos agigantados y necesita reencontrarse cuanto antes con las muchas virtudes acreditadas en el comienzo del ejercicio. La Segunda es una carrera de fondo donde las pájaras están a la orden del día y el Glorioso se halla ante la tesitura de recuperar las buenas costumbres.
Es tal la igualdad que reina en la categoría que, tras la derrota ante el Levante, el equipo vitoriano ha bajado hasta el quinto lugar. Son tres jornadas en las que no ha puntuado y de ello se han aprovechado varios rivales directos para rebasarle en la tabla.
Los albiazules se mantienen a tan solo dos puntos del liderato, pero también deben mirar ya hacia atrás, ya que el séptimo clasificado, en concreto el Cartagena, aprieta cada vez con más fuerza y tiene únicamente dos puntos menos que los vitorianos. Ante este panorama, el partido de este domingo en La Rosaleda ante el Málaga que cerrará la primera vuelta ha cobrado una importancia sideral.