La pandemia ha hecho saltar por los aires tantos proyectos de vida... Le sucedió a la zallarra Adriana Rufrancos, quien fue testigo de cómo se evaporaba "todo aquello a lo que llevaba diez años dedicando mis esfuerzos". Con la carrera de Turismo, máster y tres idiomas se encontró casi de la noche a la mañana en medio de un ERTE y sin la certeza de poder retomar el ritmo de trabajo previo por el impacto de las restricciones en el sector. En el confinamiento confeccionar joyas a mano le servía para evadirse y ha acabado por convertirse en una oportunidad laboral.
Junto con su amiga la galdakoztarra Estíbaliz Yuguero abre los fines de semana de diciembre en un local de la calle Sombrerería Chic Market Bilbao: un mercado efímero que apuesta por el valor añadido de 28 marcas artesanas de diseñadores locales. Adriana tuvo claro que "intentaría trabajar para mí" cuando intuyó que quizás la realidad anterior no volvería tal y como la conocíamos. En las joyas elaboradas con la técnica soutache "empleada en bordados de vestidos o uniformes militares" que "empecé como un hobby para llenar las muchas horas libres" del encierro ha hallado una salida.
Cuando quedaron atrás las limitaciones de horario y movilidad más severas conoció a Estíbaliz Yuguero con quien, desde entonces, va "de mercado en mercado". "Hemos rotado por lugares donde nos pedían mucho dinero por participar", así que con su experiencia en organización de eventos decidieron tomar la iniciativa. "Con otros proyectos, pero sin opción de ir a ningún sitio, nos dimos cuenta de que existía un hueco compatible con nuestro trabajo, que aporta visibilidad a las marcas. No es un buen momento para el comercio tradicional", reflexiona Estíbaliz.
Así, en septiembre se celebró en Bilborock la primera edición de Bilbao Chic Market. Como "salió muy bien, con la asistencia de alrededor de mil personas", enseguida pensaron repetir en la capital.
Aunque en un futuro "nos gustaría movernos también por los pueblos, el núcleo del público ahora está en Bilbao". Pensado en hacerlo coincidir con la campaña de Navidad se decantaron por el Casco Viejo "donde antes la gente venía a comprar, pero últimamente cada vez hay más bares", compara Estíbaliz. Encontrar la ubicación apropiada supuso todo un reto. Comprobaron que en el Casco Viejo por norma general los precios resultaban prohibitivos tras peinar sin éxito los locales vacíos y constatar que para las condiciones que a ellas les interesaban "no alquilaban".
En muchos casos, les exigían un arrendamiento "sobre 5.000 euros mensuales por al menos cinco años". Consecuencia, "esta zona se está muriendo" por la especulación y "un desequilibrio muy peligroso" que hace que, de seguir por esa senda, "Bilbao podría ser cualquier ciudad del mundo" dominada por las mismas grandes cadenas y perdiendo parte de su identidad. Por suerte, se toparon con una inmobiliaria que compartía su filosofía y pudo ofrecerles exactamente lo que buscaban.
Cada fin de semana "rotaremos los participantes", apunta Adriana, porque se definen no como un mercado al uso, sino "una selección de marcas con calidad, variedad, locales y artesanas", que en gran parte pueden encontrarse también a través de Internet. En un principio se plantearon abrir con más frecuencia, pero consideran que, al menos por el momento, no es viable y al tratarse de productos artesanos cuya creación puede llevar horas (hasta catorce un collar de Adriana, por ejemplo) corrían el riesgo de agotar el stock. En la primera toma de contacto coincidiendo con el puente no les está yendo mal, superadas las reservas iniciales hasta que la gente se anima a entrar.
La mayoría de las prendas y complementos están elaborados por "emprendedoras jóvenes". Estíbaliz imprime piezas en tres dimensiones y luego pule los detalles a mano. En este contexto de incertidumbre generalizada en el que "no sabemos a qué nos enfrentamos" en función del curso que vaya tomando el coronavirus con sus subidas y bajadas, creen que la sociedad en general "tiene ganas de encontrar la ocasión" de arreglarnos porque de los duros momentos vividos en este tiempo hemos aprendido que "incluso una comida o tomar café en una terraza puede transformarse en la ocasión para celebrar como si fuera una fiesta".
No hay dos iguales
En este sentido, el público vasco "valora mucho y compra bien; si el artículo le gusta, se lo lleva y aquí estamos abiertos al producto diferente y único en el que no salen dos iguales" y eso se refleja también en el precio: "Si vienes a comprar algo para guardarlo como un tesoro no puede fallar". La clientela "aprecia que detrás de todo el trabajo haya una persona y aquí en el local pueden hablar directamente con ella". Se exhiben ropa infantil, moda, bolsos, decoración, cerámica, ropa deportiva, pequeño textil o papelería que previamente han pasado el filtro de selección de las organizadoras. "Ha quedado fuera gente que nos gustaría que participara, no es fácil elegir porque hay gente muy buena haciendo cosas muy buenas", admite Estíbaliz, aunque puede que si organizan más ediciones se presente la ocasión.
"Ha quedado fuera gente que nos gustaría que participara, no es fácil elegir porque hay gente muy buena"
"Hemos rotado por lugares donde nos pedían mucho dinero por participar"
Adriana Rufrancos
Diseñadora de joyas artesanas