La factoría de Mercedes Benz reanuda en la jornada del lunes la segunda parte del ciclo productivo de 2021. Las 25 jornadas de inactividad y vacaciones de la plantilla, que comenzaron el pasado jueves 29 de julio, llegan a su punto final.
El regreso de los operarios a sus puestos en la línea de montaje viene envuelto en medio de una incertidumbre que afecta al sector de la automoción a nivel planetario, por las dificultades para abastecerse de los codiciados semiconductores.
La planta gasteiztarra de la multinacional alemana ha sufrido en carne propia esas complicaciones a la hora de garantizar plenamente toda la producción en los siete primeros meses del año previos a las vacaciones. Con especial crudeza se acusó entre junio y julio, cuando fue necesario decretar la cancelación de producción durante nueve jornadas, ante la imposibilidad de recibir esos codiciados chips procedentes de Asia.
Ese último parón, el jueves 29 y el 30 de julio, propició que los más de 5.000 operarios de la planta descorcharan el inicio de sus vacaciones con 48 horas de antelación respecto a la planificación inicial del año. Antes de ese último parón, se vivieron jornadas de inactividad el 19 y 20 de julio y las cinco jornadas laborales comprendidas entre el 21 y 25 de junio.
A todos ellos se añadió una décima jornada de suspensión, al decretar la dirección que encabeza Emilio Titos como jornada sin producción el martes 25 de mayo. Todas ellas han estado causadas por la falta de los codiciados elementos electrónicos que llegan de Asia y que son fundamentales para el ensamblado de los modelos Vito y Clase V que salen de la factoría vitoriana.
Ello ha derivado en acumular un gran número de vehículos sin rematar, superior al millar de unidades, por la falta de esos componentes y que se acumulan en las campas exteriores de la calle Las Arenas y también en un inmenso solar en la localidad alavesa de Araia.
Una semana garantizada
Fruto de esa inestabilidad e incertidumbre del sector, dirección y sindicatos analizan semanalmente la previsión de la producción. En el último encuentro del 22 de julio, donde se decretó la última cancelación de dos fechas, ya se aseguró a los representantes del comité de empresa que está vuelta a la actividad, a partir del lunes 23, iba a estar garantizada la producción durante las cinco jornadas de la semana.
Estos sobresaltos han tenido una incidencia directa en la producción de la planta de Mercedes Benz en Gasteiz. Si en la parrilla de salida de este ejercicio 2021, las previsiones apuntaban a llegar a las 148.600 unidades ensambladas, la realidad obligó a recortar en 7.599 monovolúmenes esa cantidad y situarla en los 141.001 vehículos a la conclusión de este año.
Cuatro jornadas de flexibilidad
La sucesión de jornadas sin actividad por ese obligado motivo ha llevado a la bolsa de flexibilidad de cada operario a tener solo cuatro jornadas más destinadas para otros eventuales parones en la producción.
Ante la previsión de que en la segunda parte del año haya que seguir ordenando nuevos ceses en la producción, la dirección y una gran parte de la representación sindical (UGT, CCOO, Ekintza y Pim) ya han firmado las bases de un nuevo expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) en las mismas condiciones que el anterior que padeció la planta en 2019. Se abonará el 80% del sueldo y el 100% de las pagas y vacaciones, además de no afectar a mayores de 55 años.
Otro de los flecos que siguen aún pendientes en la planta de Mercedes Benz es la negociación y firma del nuevo convenio colectivo, que regule las relaciones entre dirección y comité de empresa. El anterior documento expiró con la finalización del pasado año y las negociaciones desarrolladas durante estos meses no han llevado a un punto de encuentro entre las partes.
El pasado mes de abril, la empresa se levantó de la mesa sin aceptar ninguna de las dos propuestas planteadas por la representación sindical. Se volvieron a retomar las reuniones en el mes de junio, pero los problemas para completar la producción por la falta de conductores llevó a postergar ese asunto y no poder avanzar en el nuevo convenio. El anterior y ya caducada documento, se acordó después de un largo proceso de negociación que se extendió durante más de diez meses.