¿Quién no ha soñado alguna vez con tener un apartamento en la playa? Solo con pensarlo, nuestra mente vuela rápido hacia ese refugio en el que poder escapar de la rutina diaria y disfrutar de un agradable descanso a la orilla del mar.
Sin embargo, esta fantasía tiene un lado menos romántico y es la inversión que hace falta para hacerla realidad. Por ello, antes de lanzarse a comprar una vivienda en la playa hay que valorar si realmente nos merece la pena.

Terrazas de apartamentos en primera linea de mar.
Motivos para la compra
Expertos de Abanca señalan que lo primero que debemos plantearnos a la hora de comprar una residencia en la playa es si la queremos para nuestro propio disfrute, para alquilarla o para ambas cosas a la vez.
Comprarla para nuestro uso particular nos permitirá ahorrarnos los gastos de alojamiento en futuras vacaciones, pero nos condicionará a veranear siempre en el mismo lugar.
Si pensamos disfrutarla unas semanas al año y el resto del tiempo alquilarla, debemos estudiar bien cómo es la demanda en la zona (si es estacional o igual durante todo el año) y en función de ello valorar si los ingresos que nos proporcionará serán suficientes para cubrir los gastos de mantenimiento e incluso obtener un beneficio adicional.
Alquilar la vivienda a largo plazo la convertiría en una fuente estable de ingresos durante todo el año, sin depender de la fluctuación estacional de turistas, por lo que es importante elegir bien el sitio, un lugar que resulte atractivo más allá del verano.
Es importante valorar su ubicación, su proximidad a los servicios básicos, su estado, si es nuevo o antiguo, posibles reformas necesarias, si tiene terraza o piscina, gastos mensuales de comunidad y posibles derramas, la posibilidad de alquilarlo o de volver a venderlo, etc.

Moderno conjunto de cocina y salón con vistas al mar.
Rentabilidad y gastos extras
Los expertos de Abanca también advierten de que a veces damos por hecho que la inversión en vivienda es siempre rentable por su revalorización, pero va a depender de la demanda, y esta es muy volátil. Además, ninguna inversión está exenta de riesgos y, en el caso de la vivienda, tampoco de posibles gastos extras.
En la playa, la humedad, la sal y el sol pueden desgastar y afectar a la construcción de la vivienda. El constante mantenimiento tanto de infraestructuras como de mobiliario supondrá unos gastos adicionales que hay que tener en cuenta.
Además, una vivienda junto al mar está más expuesta a posibles desastres naturales como tormentas, huracanes o inundaciones, e incluso a largo plazo su estabilidad puede verse comprometida por la posible erosión del terreno.
Gastos básicos
Atendiendo solo a los gastos básicos de agua, luz, gas, basuras, seguros e impuestos, incluido el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), según datos de la OCU, mantener un apartamento pequeño en la playa puede costar alrededor de 1.450 euros al año.
Tampoco hay que perder de vista el gasto en aire acondicionado en verano, en calefacción en invierno, la instalación de sistemas de ventilación, el mantenimiento de zonas comunes (piscinas o jardines), gastos de comunidad, etc...
Además, cada provincia puede tener sus normativas propias en cuanto a la construcción, el uso de bienes inmuebles de zonas costeras o las regulaciones del alquiler vacacional, lo que puede afectar al uso y a la posible rentabilidad del apartamento.
Mejor momento para comprar
Los expertos de Abanca dicen que es la primavera, concretamente antes de Semana Santa, el mejor momento para comprar un apartamento en la playa. Aseguran que es cuando más oferta hay, lo que permitirá comprarla a mejor precio.
Así, a la pregunta de si merece la pena comprar un apartamento en la playa, lo cierto es que no hay una respuesta única. Puede ser una buena inversión si se encuentra el equilibrio entre el esfuerzo que supone la gestión a distancia, los ingresos que proporciona y los gastos de mantenimiento. Evaluar todo ello te ayudará a decidir si comprar un piso en la playa es realmente una buena opción para ti.