Merlier encuentra un jardín en el desierto

Al AlUla Tour se le paró el corazón tras el brutal impacto de Nils Eekhoff con una farola antes de que se armara el esprint en Taymar Fort. El neerlandés perdió el control de la bicicleta, arrastrado por una caída en la que lijó por el asfalto Gorka Sorarrain, que le desestabilizó.

Frenó lo que pudo pero no le dio tiempo a esquivar una farola con la que impactó de lleno, si bien pudo amortiguar algo el golpe porque apoyó el brazo derecho.

Aún así, el golpe resultó tremendamente violento. Se estrelló el neerlandés con el costado derecho. Eekhoff, lanzador de Jakobsen, quedó tendido en el suelo y fue inmovilizado por los médicos de la carrera antes de que fuera evacuado consciente en ambulancia a un hospital.

Las imágenes constataban la dureza del accidente, que ocurrió cuando se articulaba el esprint, que resolvió con contundencia y facilidad Tim Merlier.

El belga sumó su segundo laurel en la carrera. El desierto es un jardín para Merlier, que no se cansa de recoger flores para decorar la estanterías de sus logros. Groenewegen leyó a la perfección el movimiento de Merlier.

Se colgó de su rueda en la curva que precedía al debate de la velocidad, pero le faltó tracción, potencia y aceleración para adelantar al belga, que venció con autoridad. El belga empleó el mismo método que en el descorche de la carrera. Fue el primero en abrir gas y el primero en llegar, sin discusiones de ningún tipo. Un monólogo.

Abanicos y nervios

Hugo Aznar, del Kern Pharma, y Javier Ibáñez, del Caja Rural, protagonizaron la fuga en una jornada en la que el viento jugó un rato con el pelotón y asomaron los abanicos, que siempre desconciertan y alteran el paisaje. El viento no asustó a Merlier, que quitó importancia a su influencia. Para él fue una brisa.

Se siente a gusto en el AlUla Tour. Tanto que dedicó la victoria a su hijo, que cumple años a comienzos de febrero. Le regaló una etapa. En el liderato continúa Pidcock, que atravesó la meta después de tener que parar dentro de la zona de protección por culpa de un pinchazo.