La cosecha de Tim Merlier se inició en un paisaje inhóspito, en el desierto de Arabia. Allí brotaron las primeras victorias del curso. En AlUla Tour y en el UAE Tour. Encontró un vergel el velocista belga, un relámpago bajo cualquier cielo. En el ciclismo postizo del desierto, Merlier era una verdad ajena al decorado.
Campeón de Europa, estrellado el maillot, el belga también fue el más rápido en la jornada inaugural de la París-Niza, una prueba con tradición, enraizada en el tuétano del ciclismo francés.
Es supersónico Merlier, que se guía de maravilla a través de la visión túnel, esa que se obtiene a grandes velocidades, donde lo superfluo, lo que rodea fuera del foco se difumina. Probablemente eso impide que le influya el contexto y las circunstancias que alimentan el paisaje antes del esprint.
Las dunas de arena atestiguaron su capacidad en el desierto y a miles de kilómetros, en Le Perray-en-Yvelines, confirmó su gracia a la hora del esprint. Merlier actuaba como vaso comunicante. Suma cinco victorias durante el presente curso. 55 lucen ya en su vitrina.
Todos esos pleitos de velocidad tienen en común la adrenalina disparada, el arrojo entre las vallas, los hombros de jugadores de rugby y los codos cortantes. Todo ocurre deprisa, entre frenesí y urgencia.
Una estampida de forzudos y tipos duros, una melé de hombres rápidos que compiten con el ácido láctico pintando el paladar al modo de una Capilla Sixtina que conecta al ser humano con el dolor. En ese encuentro con los límites, Merlier agarró al victoria con enorme superioridad. Nadie estuvo a su altura.
El belga derrotó a Démare y Dainese alzando una ceja. Nadie detrás de él. Merlier se vistió de líder, prenda de tránsito en una carrera que espera en la cúspide a otra clase de competidores. En ese diálogo entre los jerarcas, en la Cota de Villiers-Saint-Frédéric, que repartía bonificaciones, se retaron Narváez y Jorgenson, entre otros.
El norteamericano defiende el título del pasado curso y evidenció su ambición. Alterado el paso en la escueta cota, Vingegaard abandonó la timidez y se dejó ver.
También asomó Skjelmose en un corte que le concedía alta rentabilidad, pero que los equipos de los velocistas desarticularon camino de Le Perray-En-Yvelines, otro lugar para que el belga recolectara flores de meta. El jardín de Merlier.
Mikel Landa y Pello Bilbao, a por todas en la Tirreno-Adriático
Mikel Landa y Pello Bilbao buscarán lucirse en la Tirreno-Adriático que comienza hoy con una crono en Lido di Camaiore. La prueba servirá para que ambos vayan afinando su puesta a punto de cara al Giro. En cualquier caso, tanto Landa, dos veces podio, como el Pello Bilbao tratarán de estar en los puestos delanteros en una prueba en la que también participarán Ion Izagirre, Alex Aranburu y Xabier Mikel Azparren. Se espera que Ayuso, Carapaz, Pidcock, Simon y Adam Yates, Hindley, Ciccone, Gaudu o Gee estén en la pelea. Además de la crono inicial, el final en alto en Frontignano, en la sexta etapa, se antoja decisivo.