Hay fumata blanca. El Araba Buru Batzar (ABB) y el órgano que agrupa a los presidentes de las cuatro juntas municipales de Vitoria-Gasteiz han propuesto como candidato a la Diputación de Álava a Ramiro González, que ya rige la institución, y a la actual consejera Beatriz Artolazabal como aspirante a la alcaldía capitalina y recambio por tanto de Gorka Urtaran, vigente primer edil.
La decisión se sustenta en una lógica política rotunda, la de dotar a la marca del mayor engagement personal posible en cada cita electoral para cada desempeño concreto. En este caso, a partir de la evidencia de que el partido concita una adhesión sensiblemente mayor en la provincia que en Gasteiz, una brecha que según el último sociómetro del Gobierno vasco alcanza los 6,3 puntos en intención de voto (30,5% frente a 24,2%) con González al timón de la Diputación y Urtaran al del Ayuntamiento.
Las catas de la dirección del partido en la sociedad vitoriana han terminado por apartar a Urtaran de su tercera liza electoral. Ciertamente el referido sociómetro confirmaba al PNV como la fuerza más votada en el consistorio con 2,7 puntos de ventaja sobre el PSE, pero sin embargo los socialistas empatarían a siete concejales con los jeltzales estimulando el teorema del sorpasso.
Las encuestas propias de orden cualitativo han confirmado la mella en la imagen de Urtaran que sugería el sociómetro al otorgarle una nota de 4,5 puntos, el único suspenso entre los alcaldes vascos y los tres diputados generales.
Así como Urtaran interiorizó el coste de quedar electrocutado por la controversia del bus eléctrico y las complicaciones adicionales que ha acarreado en este momento para la movilidad –convencido de su apuesta por la sostenibilidad social y económica de Gasteiz como superciudad europea asida a la reputación green–, la cúpula del partido no ha asumido el riesgo de quedarse inerme ante la fragmentación y volatilidad del voto. Incluso a costa de brindar a los contrincantes el relato de una gestión municipal que merece el reproche de los propios.
Haciendo de la necesidad virtud, en el ticket alavés del PNV habrá una mujer al igual que en Bizkaia y Gipuzkoa, una sólida Artolazabal que conoce perfectamente la plaza y cuya salida del Gobierno obliga a un recambio en Lakua, a poder ser con impronta alavesa a efectos de conservar la representación territorial.
En cuanto a Ramiro González, su mantenimiento al frente de la plancha a las Juntas Generales encarna el continuismo pragmático del PNV a nivel de Araba.
Volviendo al sociómetro, él consolidaría el liderazgo con un 30,5% en intención de voto, a 7,3 puntos de EH Bildu. Razón suficiente y aun definitiva para refrendarle, más con una calificación ciudadana de 5,3 y encima como único candidato a diputado general que repite tras los relevos de Rementeria y Olano. González constituye el valor seguro para el voto refugio, lo que equivale a maximizar el predicamento de la marca. Lo que en Ramiro se atisba suma, en Gorka se ha presumido resta. Fin.