Viajó en 2006 a EEUU para seguir a una banda de rock duro y allá sigue, como una pieza más de su engranaje
Los sueños, como dijo el poeta hace casi 400 años, sueños son, pero alguna vez, por raro que parezca, acaban sucediendo y se hacen realidad. El de Laura Cerdán Rodríguez comenzó a coger forma en plena adolescencia, con 13 años, cuando conoció en persona a los integrantes de un grupo de rock duro de Estados Unidos, Metallica, a las puertas de un hotel de Pamplona, muerta de frío y tiritando.
Corría el año 1988 y treinta y tres años después de aquella experiencia fruto de la casualidad –la banda norteamericana tenía que tocar en San Sebastián, pero el concierto tuvo que trasladarse a la ciudad más cercana, que resultó ser Pamplona– Laura ha acabado formando parte del engranaje de Metallica, colabora en distintas iniciativas solidarias que el grupo ha puesto en marcha y por supuesto les acompaña por las giras dentro y fuera de Estados Unidos.
Laura con Lars Ulrich, batería de Metallica.
Reside en San Francisco desde 2006 y todavía recuerda emocionada aquel primer encuentro, "la compasión y cariño que James, Lars, Jason y Kirk –miembros del grupo– tuvieron conmigo es el espejo donde siempre me he mirado para conseguir mis metas y objetivos y suelos en la vida. Yo hablaba ya inglés por aquel entonces gracias a que mi padre me inscribió en la Escuela de Idiomas. Me llevaron a su autobús, me firmaron varias cosas y realmente me trataron como familia".
Tampoco para los integrantes de Metallica pasó desapercibido el encuentro con aquella jovencita, que iba vestida con una cazadora que tenía dos veces su tamaño y congelada después de haber pasado la noche en plena calle, "A día de hoy, cada vez que he mencionado Pamplona al grupo todos recuerdan nuestra ciudad con cariño y me dicen que cómo se van a olvidar si es la única vez en 40 años de carrera profesional que han actuado en una plaza de toros. ¡Lo que nos reímos recordando esto!" señaló Laura desde Atlanta, donde acababa de presenciar desde la primera fila un concierto de Metallica ante 75.000 espectadores.
En un concierto en Georgia (Atlanta) ante 75.000 fans.
La banda de rockeros desconocía entonces que aquella adolescente se había fugado de casa para poder estar con ellos al no poder conseguir una entrada para el concierto en Pamplona, pero con el tiempo sabrían muy bien de qué pasta estaba hecha y su determinación, tan firme que un día lograría que sus caminos volvieran a entrelazarse.
El sueño al que hizo alusión Calderón de la Barca no fue sencillo en el caso de Laura Cerdán. Viajó en 2005 a San Francisco, residencia habitual de Metallica, aprovechando sus conocimientos de inglés y el impulso que le dieron los recuerdos y las postales y fotografías de una tía emigrada a Nueva York.
Con unos amigos en el Chase Center de San Francisco.
Estuvo dos meses residiendo en la ciudad del Golden Gate y de Alcatraz, pero ya tenía decidido regresar en cuanto consiguiera un visado de la embajada norteamericana. "Pamplona siempre era mi hogar, hasta llegar a San Francisco. Me enamoré por completo de esta ciudad. Me acababa de comprar mi casa en Sarriguren, el coche de mis sueños, un A3 Sportback espectacular y me acababan de ascender en mi compañía. Realmente lo tenía todo, pero renuncié para regresar a California".
Gira y enfermedad
En abril de 2006 se embarcó en un gira de Metallica por Sudáfrica. Su sueño iba sobre ruedas y a tope de sonido, pero en plena gira le detectaron un tumor en la tiroides que le obligó a cambiar sus prioridades. "A mi vuelta a Pamplona entre al quirófano de inmediato. Fue uno de mis peores reveses, no sólo por la severidad de la situación, si no porque jamás me había pillado una baja. Lo peor fue que ponía freno a mi sueño de marcharme a EEUU".
La enfermedad no fue suficiente para detener sus planes. Todavía convaleciente, con un pañuelo permanente en el cuello para ocultar su cicatriz, sola y con sus padres destrozados por la marcha de su hija, volvió a San Francisco en septiembre de 2006.
Durante estos años, además de la música y los conciertos, ha estado estudiando y conociendo de cerca las necesidades especiales de los niños con autismo, síndrome de down o desorden de procesamiento. Laura terminó sus estudios en desarrollo infantil y su escuela universitaria la nominó para la Asociación Nacional Americana de liderazgo por la calificación académica tan alta conseguida, un logro nada desdeñable tratándose de una persona inmigrante y conseguido en un idioma extranjero.
En 2017 colaboró con una iniciativa que Metallica puso en marcha en San Francisco, la AWMH (All within my hands), una organización sin ánimo de lucro creada para ayudar a las comunidades de los entornos más desfavorecidos y que realizó importantes donaciones a los damnificados por los devastadores incendios en California.
Día de voluntariado en el banco de alimentos de San Francisco.
"El acceder a esto es realmente complicado y es un privilegio concedido a muy pocas personas. Estoy muy orgullosa de estar ayudando activa y voluntariamente, no solo al grupo si no a mi comunidad y a los más desfavorecidos en este país".
Ha tenido el privilegio de recorrer Estados Unidos de norte a sur y disfrutar de conciertos únicos, como "cuando inauguramos en 2018 el nuevo e increíble estadio de los Warriors. Metállica fue el grupo que inauguró el acto de inauguración con 2 noches de conciertos en los que la Orquesta Sinfónica de San Francisco ( unos 250 profesionales) actuaron tocando todas las canciones del grupo con ellos".
Montaje enel Allegiance Stadium Vegas, el estadio recientemente inaugurado para los Raiders.
Actualmente trabaja exitosamente en la educación infantil en California y se acaba de graduar como maestra, "algo que jamás consideré y que estando aquí ha sucedido". Es profundamente creyente, lo que según asegura le ha ayudado a sortear los obstáculos que se ha ido encontrando: " No ha sido fácil, he tenido muchos momentos de angustia extrema, soledad infinita y nadie imagina lo mucho que he llorado. Pero si me pasa algo y dejo este mundo, Dios sabe que he exprimido mi vida al máximo, que he sido siempre dueña de mis actos y decisiones y que realmente tengo cumplidos mis sueños con creces. El día que deje este mundo, lo haré con la sonrisa más sincera y verdadera que jamás he tenido".
Laura no descarta en un futuro no demasiado lejano regresar a su Ayegui natal, donde sus padres se recuperan de una grave enfermedad. Su sueño continúa.