Nunca se le había pasado por la cabeza que pudiera ser donante, pero en un momento determinado "mi cuñado necesitaba un riñón y decidimos apuntarnos mi hermana y yo para donarlo. Y después de pasar un montón de pruebas en Txagorritxu nos derivaron a Cruces y allí se decidió que fuese yo el que lo donase".
Hostelero de éxito en Labastida junto a su compañera, Joseba Petralanda explica que las pruebas no fueron para que su riñón se trasplantase directamente a su cuñado. La realidad es que el proceso fue mucho más complejo.
"Hubo que hacer un plan cruzado entre cinco personas entre Alicante, Madrid, Barcelona y Bilbao. Este es un plan en el que, si no eres compatible, te apuntas en el hospital y la red de trasplantes busca a alguien que sí lo sea. Es como una rueda: yo te lo doy a ti, para que uno de tu familia se lo dé a tu cuñada y se hace una rueda entre cinco personas".