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“Mi objetivo es dedicarme a la música de forma profesional”

M. Sánchez, ya con un éxito en Spotify, es el tercer clasificado en el concurso MUSIKA KM0 organizado por Grupo Noticias en colaboración con 18/70
M. Sánchez durante un concierto.
M. Sánchez durante un concierto.

Mikel Sánchez, enfermero de 26 años y adscrito a los sonidos urbanos más actuales, se ha situado como tercer clasificado en el concurso MUSIKA KM0 de Grupo Noticias gracias a canciones como Millhouse o Dos flores. Empezó de forma autodidacta ligado al rap underground, pero ahora sus canciones suenan más accesibles y pop, pudiendo gustar a cualquiera. “Mi objetivo es profesionalizarme y tirar para arriba, ya que los sonidos urbanos en Euskal Herria van a explotar en algún momento”, asegura el músico vizcaino, conocido como M. Sánchez.

Mi objetivo es profesionalizarme y tirar para arriba, ya que los sonidos urbanos en Euskal Herria van a explotar en algún momento

Creo que fue hace seis años cuando empezó, pero ¿qué papel ha jugado la música en su niñez y juventud?

He sido de escuchar mucha música siempre, e incluso de ir a conciertos; el primero con solo 14 años. Al principio, me inicié con las típicas batallas de gallos del rap, pero solo viéndolas en YouTube, no participando, y de ahí pasé a la música como tal, al ver en conciertos que chavales de aquí hacían de teloneros de artistas famosos. Al salir de uno de esos conciertos un día, le dije a un amigo que eso lo podía hacer yo, incluso mejor.

¿Se sintió capaz?

Exacto. Al principio, rapeaba las canciones que escuchaba, imitando a los cantantes, y se me daba bien. Oía en esa época a gente de por aquí aunque empecé con los clásicos: Eminem, 50 Cent, Kaney West… Pero era más difícil imitarlos, así que lo hacía con quien más me caló al principio, que era Tote King, a quien sigo escuchando porque es el que mejor se ha mantenido. Luego, seguí con Los Hijos Bastardos, donde estaba Nasta. También andaba por ahí C. Tangana, entonces como Crema… Siempre he sido un poco friki del hip hop español. 

Autodidacta total, creo. Empezó a juguetear, a grabar y mezclar tirando de tutoriales de YouTube ¿verdad?

Pasé por varias fases, pero todo surgió cuando un amigo de una lonja de Galdakao me dejó el micrófono con el que jugaba a la play. Tras alguna grabación que hicimos en la lonja, haciendo un poco el tonto, me dejó llevármelo a casa. Escribí alguna cosa y la grabé. Al ver que quedó bien, lo subí a la red y gustó. 

¿En ese inició solo rapeaba?

Al principio, solo cantaba, no hacía las bases sino que las cogía de forma legal de Internet, pagando la licencia correspondiente a la página BeatStars. Utilizas la música según lo que pagues. Ahora ya tengo un productor propio, de Gasteiz, Zaidbreak, y me he juntado también con Denso, de Arrasate, y otra gente conocida del mundillo para que los instrumentales sean ya nuestros y lograr un sonido más profesional. Ahora, trabajo en equipo, también con Chois, que canta y mezcla más y mejor que yo. 

¿Qué supuso la canción ‘Dos flores’, compartida con Rurbah? Lo petó en Spotify. 

Rurbah es Chois, que ha cambiado de nombre artístico. Ambos decidimos hacer un disco sin darle demasiadas vueltas y a lo que saliera tomando unas cervezas, sin forzar nada. Surgieron cinco canciones, una de ellas Dos flores. Estaba muy guapa y empezaron a decirnos que no tenía nada que envidiar a temas muy exitosos actuales, así que nos animamos a seguir porque ese tema le podía gustar ya a cualquiera. 

M. Sánchez

M. Sánchez

Es como un paso más comercial, una vía alejada del rap underground inicial. 

Sí, tienes razón. Siempre he tirado por el rap, pero no tengo miedo y me gusta probar también con cosas comerciales que puedan gustar a mucha gente sin dejar el rap más oscuro, por ejemplo. Le daría a todo...

En esa canción se oía “qué bonito es amar… te quiero mucho y no lo puedo evitar”… Más pop que rap underground. 

(Risas). Una canción como esa puede gustar a cualquiera, por eso hicimos el pitch de Spotify, se la presentamos a ellos para que decidieran incluirla en una setlist. No confiábamos porque suelen incluir en ella a la gente más conocida, pero lo conseguimos. No fuimos conscientes de su importancia cuando nos comentaron que había que seguir subiendo música debido al algoritmo de la plataforma, pero con la pandemia lo dejamos pasar. Fue un error. 

M. Sánchez

M. Sánchez

¿Ese cambio fue una cuestión de evolución, de crecimiento personal y artístico?

Exacto, siempre me ha interesado saber hasta dónde puedo llegar. Si veo que he hecho 10 canciones de rap y me gustan, busco ya qué puedo hacer diferente, si tirar hacia algo más melódico y con mejor sonido… Ahí estoy en estos momentos con canciones como Si no estás tú, ligada al house. La grabamos en la casa que tiene mi aitite cerca de Potes. Nos encerramos una semana y de allí salieron varias canciones, ésta incluida que se puede escuchar desde este jueves pasado.

Cuenta ya con un debut desde primavera, titulado ‘04/04’, y con un sonido más profesional. 

El título es mi fecha de nacimiento, el día cuatro de abril (risas). Mi cambio musical real llegó con ese disco, que incluía canciones surgidas sobre la marcha con las bases instrumentales que compré en Internet. Vi que conectaban bien entre ellas y las agrupé con ayuda de Síntoma, a quien seguía de las batallas de gallos. Me fui a su estudio de Gasteiz y lo grabamos en menos de tres semanas. A partir de ese disco, decidí que había que crear en equipo las bases nosotros mismos, seguir más en serio y profesionalizarme más. 

¿Busca dedicarse a la música?

Sí, sí, ese es el objetivo final, poder hacerlo e ir subiendo aunque soy enfermero y trabajo.

Después han llegado más temas. ¿Puede ser ‘Milhouse’ el más comercial?

Sin duda, es la que ha generado más escuchas; la grabé con Mutiko y Denso. Con ella noté que esto iba para arriba. 

Confía mucho en sí mismo: “Sé que estoy haciendo arte”, canta en ‘Alambre’.

Así es aunque va por fases. A veces, escucho lo que hago y creo que es la hostia, pero en dos días pienso que no está tan guapo. Tengo dudas también (risas) aunque estamos logrando un círculo majo y amplio en Euskal Herria de gente que se dedica a la música urbana. Ahí están los amigos citados, los de Chill Mafia o la gente de Mondra, Iruñea… 

Pa que lo baile’, canta también. ¿Ese es el objetivo principal, hacer música lúdica, bailable y hedonista?

Me gusta, sí, pero en realidad busco hacer música de todo tipo. Yo tiendo a contar cosas que… no diría que tristes, pero sí sentidas, pero les añado ritmo y quiero que la gente las baile. Como oyente me gusta también, que la canción se pueda escuchar esté en el mood que sea. La cuestión es identificarte con la música, estés alegre o triste. 

“Ya no quiero mirar atrás”, canta también. ¿Qué ve al mirar al futuro? 

Al ver que ese círculo vasco de lo urbano está subiendo mucho y va para arriba, creo que en algún momento explotará con alguien. Al estar todos bastante conectados, si uno explota comercialmente nos salpicará a todos. Que ese círculo sea tan grande es ilusionante, hay que ver venir esa ola. 

¿Qué papel le da al escenario, a los directos? Hay gente de los sonidos urbanos que prefiere la investigación en el estudio a enfrentarse al público. 

Estamos trabajando bastante en los directos y ya no me pongo nervioso como al principio. Conmigo flipan un poco porque soy bastante callado, pero luego se sorprenden al verme en el escenario. Allí me siento a gusto. En el futuro me gustaría hacer conciertos con mis amigos Chois y Zaidbreak, los tres juntos.

¿Un sueño final? ¿Una sesión con alguien especial, con Bizarrap, por ejemplo?

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Esa ola sería… ¿Te imaginas un caso Quevedo conmigo? (risas). Más que con Bizarrap, me encantaría trabajar con gente que escucho desde hace tiempo como Cheb Rubën. Me vio cantar en su día en primera fila y me dijo que lo hacía increíble. Pero si sucede lo mismo con Bizarrap… (risas).

2022-12-22T07:09:07+01:00
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