Los Miami Heat son la viva imagen de la firmeza, de la resistencia. Su capacidad de adaptación a lo que requiere cada circunstancia y cada rival es admirable y ese carácter indomable les valió en la madrugada del lunes para arrebatar el factor cancha a los Denver Nuggets y establecer la igualada a un triunfo en las finales de la NBA tras imponerse a domicilio por 108-111. En un encuentro con alternativas para ambos contendientes, los de Erik Spoelstra bordaron el último cuarto, resuelto por 25-36, con un magnífico 69% en tiros de campo. Jamal Murray tuvo el triple para enviar la contienda a la prórroga, pero el balón se estampó en el aro.
A Denver no le sirvieron los 41 puntos de Nikola Jokic para controlar la contienda. De hecho, ha perdido los tres encuentros de estos play-offs en los que el pívot serbio ha superado la barrera de los 40. En lugar de activar constantes ayudas para frenarle como en el primer partido, circunstancia que aprovechó el dos veces MVP para facilitar la vida a sus compañeros repartiendo 14 asistencias mientras anotaba 27 puntos con solo 12 lanzamientos, esta vez la retaguardia de los de Florida fue mucho más enérgica y no se centró en exclusiva en la estrella rival, que acabó con más pérdidas (cinco) que pases de canasta (cuatro) y tuvo que asumir 28 tiros. Murray se las arregló para alcanzar los 18 puntos, pero Michael Porter estuvo muy desacertado y el buen partido de los tres jugadores de banquillo activados por Mike Malone (Bruce Brown, Jeff Green y Christian Braun) fue insuficiente.
Miami necesitaba aislar a Jokic, utilizar más contundencia contra Aaron Gordon –la activación de Kevin Love, inédito en el primer choque, aportó el físico necesario– y que sus exteriores afinaran su punto de mira desde la larga distancia y se acabaron dando los tres supuestos. Los 21 puntos de Bam Adebayo y Jimmy Butler fueron un notable punto de partida, pero la clave estuvo en los 47 que sumaron entre Gabe Vincent (23), Max Strus (14) y Duncan Robinson (10), fundamentales en el 17 de 35 en triples que lució todo el equipo.
Miami arrancó el choque envalentonado y con una gran defensa y Strus desatado llegó a gozar de una renta superior a los diez puntos en el acto inaugural, pero Denver remontó en el arranque del segundo con sus suplentes en cancha hasta llegar al 50-35 con un parcial de 40-14. Sin embargo, los Heat se las arreglaron para que su desventaja solo fuera de seis puntos al descanso y en la reanudación resistieron el recital ofensivo de Jokic antes de alcanzar su mejor versión en el acto final, endosar a Denver su primera derrota en casa en el play-off e igualar la final.