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Política

Miguel Ángel Blanco, el joven que solo quería ser concejal de su pueblo

Los compañeros de Miguel Ángel Blanco de aquellos años en el PP dibujan una semblanza de un chico de Ermua que no quería dedicarse a la política, sino únicamente ser edil para echar una mano a los vecinos y aportar a su partido
Protesta masiva en Ermua para exigir a ETA la liberación de Miguel Ángel Blanco pocas horas antes de su asesinato.
Protesta masiva en Ermua para exigir a ETA la liberación de Miguel Ángel Blanco pocas horas antes de su asesinato.

No hay más que hablar con quienes conocieron a Miguel Ángel Blanco para comprender que al joven concejal del Partido Popular en Ermua, cuyo asesinato a manos de ETA supuso un auténtico punto de inflexión en la historia de la violencia en Euskadi, no le hubiera gustado convertirse en el símbolo que fue y que sigue siendo hoy en día. Y es que sus compañeros de aquellos años en el PP dibujan una semblanza de un chico que no quería dedicarse a la política ni estar en el primer plano, sino que únicamente buscaba ser concejal en su pueblo para echar una mano a los vecinos y aportar a su partido como un afiliado más.

Cristina Ruiz, que tenía 27 años y era concejal en Getxo en aquel entonces, recuerda las sensaciones de aquellos días “como si fuera ayer”. Aunque no tenía una relación muy estrecha con Blanco, sí coincidieron en Nuevas Generaciones y en diversos actos del partido. “Así como yo tenía una vocación política y quería dedicarme a ella durante uno años, en el caso de Miguel Ángel no diría lo mismo. No era un político, o no al uso, sino una persona metida puntualmente en política porque simplemente quería ser concejal de su pueblo”, rememora Ruiz, que añade que “ser político no era lo que definía” a Blanco: “Él era un estudiante y un chico joven de Ermua, con su kuadrilla, con su novia y con su grupo de música. Y lo de la política era un poco circunstancial”.

Es más, Ruiz apunta que Blanco se pensó mucho dar el paso para ser concejal, ya que dudaba de si tendría el tiempo suficiente para “hacerlo bien y estar de cara” a los ciudadanos. “Estuvo a punto de renunciar a ir en las listas”, recuerda, que añade que el carácter del concejal en Ermua era el de “no hacerse notar, era bastante discreto”. 

Por ese perfil bajo fue precisamente por el que los terroristas fueron a por él, ya que no tenía la relevancia suficiente en el partido como para tener escolta: “Les daba igual, no querían a un Gregorio Ordóñez, querían a un concejal, casi como a granel. Entonces había bastantes y no les hacía falta realizar un gran seguimiento, era más sencillo”.

"ETA quería atentar contra un concejal, casi como a granel, les daba igual quién"

Cristina Ruiz - Exportavoz del PP en Bilbao

El actual presidente de los populares en Araba, Iñaki Oyarzábal, recuerda también que Miguel Ángel Blanco no quería dedicarse a la política, pero que dio “un paso al frente” por el compromiso que tenía con su pueblo, con el País Vasco y con el PP. Oyarzábal trató mucho con aquel joven de Ermua: “Yo le conocía bien, porque había sido presidente de Nuevas Generaciones en Euskadi entre el 93 y el final del 96; él se afilió en el 95 coincidiendo con el asesinato de Ordóñez, que nos marcó muchísimo”.

Fue poco más tarde, en mayo de 1995, cuando el PP incorporó a sus listas para las municipales a muchos jóvenes que habían empezado a militar tras la muerte de Ordóñez; entre ello, Blanco. “Animamos a muchos jóvenes a dar el paso en muchos pueblos donde nadie se atrevía y uno de ellos fue Miguel Ángel, que salió concejal”, relata Oyarzábal.

"Creíamos que no se atreverían"

El entonces edil en Eibar Ramón Gómez podía haber sido la víctima elegida por ETA en lugar de Miguel Ángel Blanco. “El comando tenía información sobre Miguel Ángel y sobre mí, pero Miguel Ángel era más fácil de secuestrar porque yo a Eibar iba de vez en cuando, iba todas las semanas desde San Sebastián pero cambiaba un poco de horas”, relata Gómez, que años después fue portavoz del PP en Donostia.

Recuerda también a Blanco como una persona “tímida” y “discreta” con la que coincidía en reuniones sobre ámbitos de juventud y cultura que compartían los municipios de Ermua y Eibar. Lo describe como un joven al que le movía trabajar por su pueblo “y dar la cara por los vecinos” pero que, sobre todo, “trataba de luchar por la libertad en Euskadi ante tanta injusticia, tanto terrorismo y tanto sufrimiento y dolor”.

"El comando también tenía información sobre mí, pero Miguel Ángel era más fácil de secuestrar"

Ramón Gómez - Exportavoz del PP en Donostia

Punto de inflexión social

Cree Iñaki Oyarzábal que el asesinato de Miguel Ángel Blanco fue “el punto de inflexión más importante” en la lucha contra ETA, “porque por primera vez se vio que había una reacción social como nunca antes habíamos visto, una reacción de indignación que provocó que todo el mundo señalara el apoyo social y político por parte de Batasuna hacia los crímenes de ETA”.

El presidente del PP alavés no olvida que, “mientras estábamos en la manifestación del sábado en Bilbao todos de la mano reclamando la libertad de Miguel Ángel y mientras seguramente ya se había dado la orden de pegarle dos tiros en la cabeza, escuchamos a Arnaldo Otegi decir que se había ido a la playa”. Oyarzábal critica también la actitud a posterior del PNV que, a su juicio, “a los pocos meses da un balón de oxígeno a Batasuna con la firma de aquel Pacto de Lizarra con el que nos vendieron una tregua que finalmente no era tal”.

Ramón Gómez rememora también las protestas contra las sedes de Herri Batasuna y las herriko tabernas. “No era para decir que nos queríamos vengar, pero sí para expresar que habíamos perdido el miedo y estábamos ahí”, explica Gómez, que define aquellas jornadas como “terribles” y ve “absolutamente necesario recordarlas para que la gente joven sepa lo que pasó y sobre todo para que no vuelva a pasar”.

"Por primera vez hubo una reacción social contra quienes apoyaban los crímenes de ETA"

Iñaki Oyarzábal - Presidente del PP en Araba

Las movilizaciones previas y posteriores al asesinato de Miguel Ángel Blanco las recuerda también con dureza Cristina Ruiz: “Tanto los políticos que iban llegando como las multitudes en las manifestaciones nos arropaban, pero la angustia era como una micro cápsula en la que cada uno estábamos metidos”.

Rememora también la exdirigente del PP en Bizkaia el desembarco en Euskadi de autoridades del Estado durante aquellos días. “Ahora le daría una importancia relativa pero, cuando tienes esa edad, que te venga un ministro o el presidente del Senado te parece muy importante, teníamos la impresión de que todo el mundo estaba pendiente de lo que pasaba”, narra Ruiz, a quien le sigue causando dolor echar la vista atrás a aquellos días. “Yo lo recuerdo como un drama”, zanja. Es evidente que lo fue.

2022-07-10T17:03:02+02:00
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