49 mujeres han sido asesinadas en lo que llevamos de 2023 por sus parejas o ex parejas, las mismas que durante todo 2022. Datos que reflejan un aumento que ha tenido en el verano un momento especialmente duro con una mujer asesinada cada cuatro días. En octubre el comité de crisis del ministerio de Igualdad volverá a reunirse y será ya la quinta vez. Está claro que las políticas puestas en marcha hasta ahora no han funcionado para acabar con la lacra de la violencia machista.
Así que la pregunta que nos hacemos es clara. ¿Qué está fallando? Los factores son diversos, no es uno sólo pero consultando a los expertos es evidente que la actuación de las instituciones llega tarde. "Debemos anticiparnos y mucho para trabajar la prevención y la detención", destaca el ex delegado del Gobierno para la Violencia de Género Miguel Lorente con más de 30 años de experiencia a sus espaldas.
La primera respuesta de qué estamos haciendo mal nos lleva al momento en que entran en escena las instituciones cuando los casos ya se han producido. "Ahí siempre vamos a llegar tarde. Es una violencia estructural, que nace de la manera de entendernos, de ser hombres y considerar a las mujeres. Debemos anticiparnos", insiste.
Una forma de hacerlo es llevando a cabo un "cribado" en el ámbito sanitario. "Ahí están el 100% de las mujeres maltratadas", afirma Miguel Lorente mientras que en la denuncia "sólo está un 20-30%". Es uno de los fallos de actuación en el sistema, el otro pasa por no entender que la sociedad es dinámica y cambia cuando la realidad se altera.
"Cuando vemos esas frases de criminalización de los hombres y mandas el mensaje de que la violencia de género no existe, quien la ejerce se siente más legitimado y quien la sufre tiene desconfianza en las instituciones", explica.
Negacionismo o refundación del machismo
En los últimos tiempos más de un líder o representante institucional ha negado la violencia machista, algo que únicamente refuerza el machismo. "El 44% de las mujeres que no denuncia no lo hace porque no la consideran lo suficientemente grave. Lo vemos también en la gente más joven. El 15,4% de los chavales que te dicen que si la violencia no es muy intensa no es un problema para la relación de pareja. Cuando refuerzas ese mensaje se produce un incremento", señala.
“ No es una cuestión cultural o de barrios ni genética sino que una manera de ver la realidad y lo que se entiende que es ser hombre ”
Miguel Lorente
Para el ex delegado del Gobierno contra la Violencia de Género el pacto de estado contra la violencia de género debería haber sido contra el machismo. "Si actuamos sobre el resultado siempre llegaremos tarde. El objetivo es erradicar el machismo", matiza. Por lo tanto el primer factor es ese, que actuamos tarde.
El segundo factor, añade, es estacional con dos períodos críticos como son el verano y la Navidad. "Cambian las dinámicas. No hay medidas específicas para esos dos períodos. Se acerca Navidad, habrá que ver qué hacemos", señala.
Junto a esto el tercer factor pasa por la banalización y la imitación. "Cuando se produce un homicidio, el hombre que está pensando en matar a su pareja se siente reforzado, identificado. Tenemos que ser conscientes de que eso pasa, por terrible que suene", añade.
Por último indica que el cuarto factor son los mensajes y decisiones que llegan precisamente desde las instituciones. Este verano se ha producido un incremento respecto al verano anterior porque, explica, Lorente, es el periodo donde más se ha hablado de negacionismo y la constitución de gobiernos que han cerrado consejerías o quitado el nombre de violencia machista de las pancartas.
“ Debemos ponernos las pilas y no solo reunirnos cuando asesinen a más de cinco mujeres en un mes. ”
Miguel Lorente
El efecto en los menores
El profesor de la universidad de Granada subraya que los menores viven expuestos a contenido pornográfico y que muchos viven la violencia en su propia casa y ven cómo sus padres maltratan a sus madres. "No es solo la pornografía, sino que entienden la violencia como forma de cumplir su deseo", afirma. A esto se suman, dice, los estereotipos. "Se culpabiliza a la víctima. Entienden que su comportamiento, su vestimenta, ir a casa de un chico...eso es responsabilizarla. Estamos en ese contexto social", advierte.
Añade, de hecho, que las situaciones de violencia se dan también en relaciones de pareja donde las chicas se se quejan de las exigencias de sus parejas para mantener relaciones sexuales. "Siendo consentidas hay una pornificación de la relación porque buscan reproducir lo que han visto en la pornografía", señala. "La tecnología está modificando las referencias", alerta.
Reconoce que el problema es grave. Muchos padres, afirma, le comentan que no quieren que abusen de sus hijas o que les pase algo pero lamenta que nunca se haya encontrado comentarios en el otro sentido. "Nunca me he encontrado un caso en que alguien me haya dicho no quiero que mis hijos sean violadores", destaca. "Eso demuestra el distanciamiento y la idea de que esto es algo que hacen solo algunos hombres y en algunas circunstancias. Si no lo entendemos difícilmente podremos ser eficaces", concluye.