Un fotógrafo huye precipitadamente de Madrid por las repercusiones para su seguridad después de descubrir un secreto turbio e incómodo para las élites. Para dar con su paradero, su pareja deberá armar el rompecabezas que ha dejado a su espalda y se encontrará con la cruda verdad. Así arranca la primera novela del balmasedano Mikel Goikoetxea, otro representante del boom literario de autores locales que disfruta la villa. Protagonista de la Pasión Viviente de 2013 al encarnar a Jesucristo también es fotógrafo, aunque sus experiencias no guardan relación con el personaje principal de su obra debut.
Mikel vive su faceta literaria como “un reto personal surgido de mi afición a la lectura”. Hace un año se sentó a dar forma a la trama que tejió “sobre la marcha” y aúna “intriga e investigación”. A través de la desaparición del fotógrafo y la reacción de su pareja “policía” aborda “ciertos temas que preocupan y seguimos sufriendo en nuestra sociedad pese a que puedan parecer ya superados en el pasado: machismo, abuso de poder, dificultad de conciliar...”.
El libro se gestó a lo largo de nueve meses en un proceso que compaginó con “trabajo y familia”. Al principio, sentarse frente al ordenador “me servía como vía para desconectar porque siempre he escrito para mí sin pretensión de publicar”. Sin embargo, a medida que avanzaba, sentía “cierta obligación de terminarlo”.
Optó por la autopublicación con la plataforma Amazon porque “no quise, quizás por falta de tiempo llamar a la puerta de editoriales”. La huida también se puede encontrar en la librería Maruri de Balmaseda, “yo personalmente vendo ejemplares” y próximamente abrirá otros canales. Además, hace unos días tuvo su primer contacto directo con los lectores en la presentación que acogió la kultur etxea.
Germen de una saga
Mikel ha esbozado el argumento para un segundo libro con participación de los personajes del primero, pero en otro contexto porque “la historia termina de forma cerrada”. “Todavía acabo de empezar”, sin embargo avanza que mantendrá el componente de denuncia y concienciación social.
Lo que no se ha planteado es escribir sobre Balmaseda. Como Jesucristo del año 2013, centrar el argumento en la Pasión Viviente se antoja una opción interesante. “No me atrevo a plasmar Balmaseda por miedo a reflejar mal algún dato o cometer errores en descripciones sobre lugares. Personalmente, me impone respeto escribir sobre el entorno cercano”, descarta.
Recuerda su experiencia con la cruz a cuestas y la corona de espinas “con alegría, ya que significaba cumplir un sueño de la infancia y aún la gente me habla de ello al saludarme por la calle”. “Cambió la perspectiva” comparado con los años siguientes, en los que se involucró captando todos los detalles del recorrido del Vía Crucis “como fotógrafo, cuando ya nadie se fija en ti”.