A Mikel Landa siempre le ha seducido la idea de ser el dueño de su destino. Agarrado de abajo en el manillar, pose felina en las montañas, en su ciclismo confluye la idea primigenia de montar en bici como conquista de la libertad, la autonomía y los pasajes de la infancia, con el talento natural para la escalada.
Esa configuración ha convertido al alavés en un magnífico ciclista, impregnado de carisma por su capacidad de vaciar de cierto contenido a la hipérbole que acompaña a una especialidad redactada con la tinta de la épica y las tildes de las gestas.
Por ese modo de encarar la vida, de relativizarla y sonreír, a Landa no se le cambió el gesto cuando se engarzó, después de cuatro cursos en el Bahrain, en el Soudal, donde el diamante Evenepoel acapara el brillo del escaparate. El de Murgia, tantas veces líder, quiere ser el complemento ideal del belga en su camino para tratar de abrir las puertas doradas del Tour.
Siempre que Landa compita junto a Evenepoel deberá cuidarle y guiarle. En la Volta al Algarve, el de Murgia elevó a hombros a su líder para que se coronara en la carrera portuguesa. Su experiencia, el manejo del tempo, la gestión de las reservas y la calma que le concedió sirvieron para la conquista de Evenepoel.
Después de la experiencia lusa, en la que mostró frescura y chispa en la montaña, Landa aprieta el piolet de la ambición y la libertad para fijar el campo base en la Volta a Catalunya, que comienza este lunes y concluye el domingo.
En ese tiempo, se asomara el de Murgia la carrera desde la jerarquía. Liderará al Soudal mientras Evenepoel recompone el gesto tras la París-Niza, en la que fue segundo, y prepara la Itzulia, que aguarda entre el 1 y 6 de abril. Ambos compartirán sidecar en Euskal Herria.
Grandes estrellas
Antes, Landa posará como primer espada en la Volta, una carrera que ha preparado con mimo y cuidado en las últimas fechas y en las que deberá medirse a la egregia figura de Pogacar, principal candidato a la victoria.
“Es un recorrido duro y parece definitivamente una carrera para los escaladores y los corredores atacantes”, apunta el esloveno, vencedor de la Strade y podio en la Milán-San Remo.
Pogacar no es la única luminaria con la que pleiteará el de Murgia. Kuss, Vlasov, Enric Mas, Simon Yates, Egan Bernal o Geraint Thomas también esperan en la pelea por la victoria en una prueba con tendencia al vértigo que provocan las altas cumbres. Será una lucha en la azotea para Landa, que compitió por última vez el 18 de febrero.
Un mes después se pone el dorsal con la idea de desplegarse por las cimas. La montaña es el ecosistema preferido del alavés. Criado en Murgia, en las faldas del monte Gorbea, enraizará con fuerza Landa en la carrera catalana, con un formidable skyline. Rascacielos de piedra que apuntan al cielo. Los Pirineos brotarán el segundo día.
Numerosa montaña
Se ascenderá el Coll de Coubet (1ª) para concluir en Vallter (especial) a 2.135 metros, allí donde el oxígeno escasea. La alta montaña seguirá marcando los hitos de la carrera. Con el jadeo y la fatiga aún presente, la Volta disparará nuevamente en vertical con la subida a Port Ainé (especial) previo paso por los puertos de Port de Tosses (1ª) y Port de Cantó (especial).
Tras aliviar las piernas con dos etapas para velocistas, el sábado se acumulan las montañas con filo; aristas que muerden. Aguarda la cumbre inédita de Queralt (1ª) tras superar antes el Coll de la Batallola (3ª), el Collet de Cal Ros (2ª), el Coll de Pradell (especial) y la Collada de Sant Isidre (1ª).
Probablemente, la carrera quede resuelta tras la esgrima en esa jornada. La Volta bajará el telón el domingo tras las seis ascensiones al Alt del Castell de Montjuïc (2ª), donde Landa vuelve a las alturas.
"INTENTARÉ PELEAR POR UNA ETAPA"
Uno de los grandes deseos que titilan en la mente de Mikel Landa es recuperar la sensación de volver a ganar. No lo consigue desde la Vuelta a Burgos de 2021. Es algo que persigue el alavés, que encara la Volta a Catalunya con el anhelo de lograr o, al menos, pelear por la victoria de una etapa.
“Mi plan es ir día a día e intentar pelear por una victoria de etapa y ayudar al equipo a conseguir buenos resultados”, expone Landa, feliz por estar en una carrera que sirve como comienzo de un importante bloque de citas para el vasco. La prueba catalana también servirá como termómetro de su estado de forma. “Es una carrera con muchas subidas duras y eso valdrá para saber cómo estoy de forma”, considera Landa antes de empezar.