A sus 24 años, Mikel ya lo ha logrado todo de txuri-urdin. El capitán no se moja sobre su renovación, aunque insiste en que es feliz y no quiere que se convierta en un culebrón
donostia – Le vi con mala cara tras la derrota ante el Betis...
–Era una oportunidad para volver a repetir algo que todos queríamos y cuando las cosas no salen bien y encima delante de tu gente, y con el resultado que fue, todavía con más razón. Es parte del fútbol. Son cosas que no quieres que pasen pero que a veces toca vivirlas y poco más.
¿Es mejor equipo que la Real?
–Son momentos. Hablando de equipos, somos muy parecidos, con muy buenos jugadores ellos también, y están atravesando un momento en el que les sale todo. Vimos los goles que marcaron en Vallecas, se encuentran con confianza y las cosas les están saliendo bien. Nosotros tuvimos nuestras ocasiones y las fallamos, y las que tuvieron ellos fueron adentro.
El gol anulado a Januzaj en el instante clave fue surrealista...
–En el momento no lo entendí. Hasta que acaba el partido no lo veo y cuando te enseñan ves que no sabes muy bien lo que ha pasado. Luego tuve la oportunidad de hablar con el árbitro y estaba un poco parecido a mí, pero sostenía y me decía que la decisión tomada era la correcta aunque la imagen que se había publicado en la televisión no era la correcta. Creo que tanto nosotros como él en ese momento no tenemos nada que hacer porque es una cosa externa que te dicen y la cumples, y punto. Si te dicen que es fuera de juego... Una máquina tira las líneas y no hay nada más objetivo que eso... en el momento no puedes decir nada más, pero sí que te da que pensar. Pero más allá de eso, está claro que no fue el partido que nosotros queríamos; el Betis fue justo vencedor porque hizo las cosas mejor. No hay que respaldarse en eso, pero es verdad que podía haber cambiado mucho el partido en ese momento.
La Real no sé, ¿usted se siente más respetado por los árbitros?
–Yo he escuchado muchas cosas y he leído muchas cosas, que si el club tiene que protestar, que si los jugadores se tienen que reivindicar, que si el presidente... Creo que es una tontería y que no vale para nada. Considero que el árbitro quiere hacerlo lo mejor posible, igual que nosotros, y que podrá tener más errores con nosotros que con otros equipos, pero considero que son igual de profesionales que nosotros, que quieren hacer las cosas igual de bien. El respeto del que hablas, el poder hablar con los árbitros, a medida que van pasando los años y que acumulas partidos, que coincides, vas teniendo conversaciones y se va ganando. Creo que es una confianza que hay que ir ganándose poco a poco y que depende de la personalidad de cada uno, de las formas en las que se dicen las cosas, que se pueden decir de muchas maneras dependiendo de la personalidad y de lo que vives en el campo. Yo, personalmente, intento hablar bien con ellos porque creo que no es bueno estar con ellos de mala manera y no poder hablar con ellos.
Hágame una fotografía de cómo estaba el vestuario tras el 0-4.
–Hay diferentes partidos y momentos, pero ese día, como es lógico, se trasladaba la imagen que había dentro del campo a lo que había en el vestuario: todo el mundo triste, con caras largas, pero sabíamos que a los tres días teníamos que volver a competir. Esas horas de luto había que pasarlas, pero sin que fueran a más.
¿Fue una derrota de las que hacen replantearse cosas?
–No lo creo. Yo puedo hablar de lo que yo siento y no creo. El equipo confía en lo que se trabaja, en la idea, en lo que el entrenador pide y todos los compañeros confiamos el uno en el otro, que muchas veces es lo más importante. El miércoles también tuvisteis oportunidad de ver que al final para lo malo también somos amigos, para cuando las cosas van mal, para echarnos la bronca... A veces hay que sacar esa mala leche de dentro y tirarle de los pelos al de al lado y tirártelos a ti mismo. Eso también hay que hacerlo. Habrá momentos buenos y malos, pero todos confiamos en el compañero y seguro que entre todos sacaremos adelante la situación o saldremos del bache este que estamos viviendo.