Hace, justamente, ocho días, Mikel Peña comenzaba el reto de caminar casi 400 kilómetros para dar visibilidad al cáncer y solicitar mayores recursos para la investigación de esta enfermedad. El objetivo era llegar a Portugalete de vuelta el sábado a mediodía tras haber cubierto los 377 kilómetros de los que constaba el reto y, no sin dificultades ni obstáculos, Mikel Peña lo logró. “Ha sido una experiencia muy positiva. Ha sido duro, ha habido muchas dificultades, pero todo lo compensó el ver a la gente tan volcada al llegar el sábado a Portugalete para hacer los últimos kilómetros. Esos últimos kilómetros los hicimos muy rápido, en volandas, gracias al apoyo que nos brindaba la gente”, señala Mikel Peña quien, ahora, intenta recuperar su físico después de este reto tan duro que le ha dejado una fisura en un pie.
Ya de por sí, caminar casi 400 kilómetros en tan solo cinco días es algo muy exigente a nivel físico, pero esa dificultad se multiplica en el caso de que las condiciones meteorológicas no acompañen. Eso se encontraron Mikel Peña, José Miguel Fernández de Castro y Alberto Vallés, ya que las fuertes lluvias fueron protagonistas durante el pasado martes, el miércoles y parte del jueves. “Ha habido momentos difíciles en los que la lluvia lo complicó todo. El peor momento lo vivimos el miércoles porque la tromba de agua que cayó nos pilló en una zona de monte de Zumarraga. De pronto, cayó la niebla y no veíamos ni la copa de los árboles, el GPS dejó de funcionar y, finalmente, tuvimos que avisar a SOS Deiak para que nos sacasen de allí”, explica Mikel Peña. Ese fue el momento más delicado, aunque también hubo otros instantes más anecdóticos como los momentos en los que salieron varios perros en mitad de su camino. A lo largo de este reto caminaron por los tres territorios de la CAV y en todos y cada uno de los 16 municipios por los que pasaron recibieron el apoyo de la gente. “En todos los lugares nos hemos sentido muy apoyados. Es lo que he comentado en otras ocasiones, la gente se siente muy identificada con nuestra lucha porque el cáncer es algo que le puede tocar a cualquiera”, señaló Mikel Peña.
Tal y como ha hecho en otras ocasiones, el aita de Mikelontxon destaca el calor que le ofrecen los jarrilleros. “Ya lo he dicho otras veces y me reafirmo en ello; Portugalete nunca falla. Los portugalujos siempre se vuelcan por esta causa y fue tremendamente bonito ver a tanta gente a nuestra llegada, ver a las familias de Aspanovas... Parece que se ha recaudado una cantidad de dinero que va a venir muy bien a Aspanovas y eso es lo importante, seguir dando pasos”, indica Peña. A la hora de decir si hará nuevas iniciativas para dar visibilidad al cáncer, el aita de Mikelontxon muestra más dudas. “He dicho que no voy a hacer nada más. Después de todo lo que he pasado a nivel físico –ha padecido un cáncer tras la muerte de su hijo– y mental, me cuesta mucho hacer estas cosas. Es algo muy duro. No escucho peticiones de nuevas iniciativas, de momento, aunque reconozco que soy muy fácil de convencer”, asegura Mikel Peña, quien paso a paso cubrió 377 kilómetros para visibilizar el cáncer y pedir más investigación.