Se puso a llover como le gustaba al poeta bilbaino Blas de Otero: livianamente, transversalmente. Y afloraron mil Marijaias espontáneas por las calles de Bilbao: visitantes, turistas y personas forasteras se cubrían la cabeza con el pañuelo azul de fiestas anudado bajo el mentón, a lo Doña Rogelia. Les faltaba ir con los brazos en alto para ser Marijaias completas. Digo foráneos porque la bilbainía andante, la crecida a ambas orillas de la ría, esa sacó el paraguas de donde lo lleva escamoteado para estas ocasiones, si no el canguro de la faltriquera. Alguien del mismo Bilbao sabe que, por mucho agosto que luzca el calendario, el plegable a mano, junto a las gafas de sol.
El sirimiri respetó la entrega de los premios Toros y Teatro en Bilbao 2022. Por un pelo, eso sí. En torno a las 12.45 comenzó arremolinarse el personal en la terraza de La Charcu, justo en la zona peatonal de Rodríguez Arias aneja a Estraunza. Tras varios años en la terraza aérea del Yandiola en Azkuna Zentroa, cambiaban de ubicación. Abrieron las sombrillas por si llovía en lugar de para resguardarse del astro rey.
José Ramón Urizar y José Mari Muguruza, editores de la revista Toros y Teatro y promotores del evento, fueron recibiendo a los premiados. Era el caso de José Manuel Coterón, alcalde de Turtzios, que mantiene tres plazas de toros. Junto a su primer edil, una buena representación de convecinos, como Katy Elola, Pepa Larrauri, Jone Llaguno o Juan y Jesús Mari Palacios.
El genial autor y actor Patxo Telleria recibió el galardón correspondiente al teatro, en un acto conducido por Eduardo Velasco y al que asistieron María Loizaga, Chema Letona, Paloma Melo, Javier de la Cruz, Eneko Andueza, Cristina Villafruela, Sofía Santamaría, el poeta Misere Josephe, los concejales Gabriel Rodrigo, y Jon Bilbao, este segundo como presidente del Consejo de Administración de Vistalegre, Juanma Seco e Idoia Madariaga, Mikel Iribarren, Idoia e Iñigo Olabarri, Asier Loroño, José Antonio Guerrero y Ana Serrano, Margarita Esteban y Alberto Landa, Marga Portela, Ana Acasuso, Aranzazu Castresana y Miguel Martín, Tomasa Agirreburualde e Ismael Sierra, Gerhard Tiedemann, Poli Luengas, Natxo Ruiz, Marieli López, Álvaro García o Iker Martínez.
Tremendo abrazo de cronistas bilbainos el que se dieron dos tocayos, Jon Mujika y Jon Uriarte. Destacada presencia la del showman Goyo Jiménez, quien se presentó junto a Paloma Melo. La concurrencia alternaba miradas entre el cielo y el pronóstico meteorológico del teléfono móvil, pero la nube tuvo respeto.
Mientras tanto, los Villanos permanecían a cubierto. En uno de los salones del Hotel Carlton tenía lugar la entrega de otros reconocimientos: los Villanos de Honor. Recibieron sus galardones de manos de la concejala Itziar Urtasun, Jose Ramón Taranco, de Caja Laboral, y Yolanda del Hoyo, de la cadena Aránzazu, el periodista Jon Aguiriano, la historiadora María Jesús Cava y el novelista Javier Sagastiberri. Con su habitual ingenio y sentido del humor, presentó el evento Patxi Herranz.
Cerró la ceremonia el alcalde Juan Mari Aburto con unas breves palabras en las que, para empezar, se enorgulleció de que “40.000 personas vivieron el txupin y 150.000 el Desfile de la Ballena” antes de concluir deseando que “destaquemos lo bueno y generemos alegría”.
Durante el cóctel posterior actuó un Iñaki Basabe que venía de ser distinguido como Gigante de Aste Nagusia en la cervecera de los Thate; le acompañó al violín Kike Pérez y, a la voz, un voluntario, Piru Azúa.
Se encontraban en el salón del Carlton la primera teniente de alcalde del ayuntamiento, Amaia Arregi, los concejales Xabier Ochandiano, Gonzalo Olabarría, Álvaro Pérez o Nora Abete, la abogada Ana Urquijo, Isabel Gómez, de la Cofradía de la Txapela, José Mari Amantes, Amagoia Loroño, Mariapi Alza y Julio Alegría, José Antonio Nielfa La Otxoa, de corto, Beatriz Marcos, esta vez sin su tradicional falda festiva confeccionada con pañuelos de Aste Nagusia, Miren Lauzirika y Jesús Sánchez, Raquel Borrego e Iraide Gelado, Francisca Nieto, Rebeca Gómez, Ana Pejenaute, Beatriz Terreros, Rober Gandiaga e Irene Abascal. El presidente de Unicef País Vasco, Isidro Elezgarai, se interesó por la situación de la actriz y refugiada ucraniana Hana Maksymiv. El premiado Javier Sagastiberri aprovechó para charlar con Juan Infante, seguro que de novelista a novelista y no de inspector de hacienda a abogado.
Unos minutos después pasó a toda velocidad por delante del Carlton el remolque que trasladaba a Gargantúa desde El Arenal a otra parte. Aunque se cubra con una txapela, parece que el agua no le sienta bien. Y ni siquiera en Bilbao existen paraguas de su tamaño