Polideportivo

Milan se agiganta

El colosal velocista aplasta a sus rivales en el primer esprint de la Tirreno-Adriático que comanda Ganna y de la que se despide Xabier Mikel Azparren tras una caída
Milan festeja la victoria. / Tirreno-Adriático

Del Gigante de Verbania, al coloso de Tomelzzo. De Filippo Ganna a Jonathan Milan. La Tirreno-Adriático se enmarca entre titanes que merodean los dos metros de estatura. Ganna tiranizó la crono de estreno de la carrera, lo que le concede el liderato, y Milan, otro hércules aplastó cualquier disidencia en el esprint de Follonica, la única urgencia en una jornada de asueto y hamaca que sesteó tras una fuga a ninguna parte que el pelotón manejó a su antojo.

Xabier Mikel Azparren abandonó una vez finalizada la etapa tras una caída que le provocó una pequeña conmoción cerebral. Tras ser examinado por el médico del equipo y siguiendo el protocolo de salud, el donostiarra no estará en la salida este miércoles. "Sufrió una conmoción cerebral y, siguiendo nuestro protocolo de conmoción cerebral, no comenzará la etapa tres", informó su equipo, el Q 36.5, a través de las redes sociales.

Milan, procedente de la pista, una montaña de músculos, no dejó que nadie trepara a su sombra cuando se abrieron las compuertas de la velocidad. A todos expulsó de sus dominios para obtener su cuarta victoria de curso. La vigésima de su hoja de servicios.

Fue la suya una actuación tan incontestable que en su retrovisor no hubo nada tras un esprint inmaculado a pesar de la escasa estética de Milan, que pedalea a feroces espasmos, coceando los pedales, con aire ortopédico. Robotizado.

Es un potro salvaje el italiano, que no tuvo nadie quien le molestara ni le incordiara en su encuentro con el laurel, imperial. Antes de acometer la recta, que devoró a pedazos, sin masticar, se quitó de encima a la disidencia atado al treno del Lidl, que diseñó una llegada sobre raíles para la locomotora italiana.

“El año pasado no ganamos, así que hoy aprovechamos esa experiencia. El equipo estuvo perfecto. Todo salió exactamente como lo habíamos planeado", reconoció Milan tras la victoria.

Consonni, su lanzador, sacó los codos para proteger la posición y Milán, un cíclope, cargó con el hombro. Esa fue la mayor contestación que encontraron los dos italianos y sus muchachos.

Todo sucedió en el embudo hacia una curva. Después, Milan era un toro imparable embistiendo el aire. Zijlaard, segundo, y Penhöet, tercero, ni se acercaron. Tampoco Olav Kooij. Apenas vieron al italiano.

Tuvieron que entrecerrar los ojos para descubrir su silueta, alejado de ellos. Lo imaginaron. El despegue de Milan, un ciclista de escasa ortodoxia, pero de enorme fuerza, sintonizó con una victoria quirúrgica al esprint.

El velocista italiano trazó una línea y la zapateó con furia y rabia. La sacudida propia de un terremoto, del movimiento de las placas tectónicas al chocar. Una montaña en movimiento.

No aflojó su deseo y ambición Milan, que solo se serenó tras la gloria, cuando abrazó a uno de los auxiliares del equipo y le brotó una sonrisa aniñada y feliz a casi dos metros de altura sobre el suelo. Milan se agiganta.

Tirreno-Adriático

Segunda etapa

1. Jonathan Milan (Lidl) 4h45:13

2. Maikel Zijlaard (Tudor) m.t.

3. Paul Penhöet (Groupama) m.t.

General

1. Filippo Ganna (Ineos) 4h57:30

2. Jonathan Milan (Lidl) a 19’’

3. Juan Ayuso (UAE) a 22’’

12/03/2025