Iker tiene 23 años y un trabajo precario, que compagina con otros y aún así "no llego al salario mínimo". Vive con sus padres y ve la emancipación como algo muy lejano. "No hay futuro para la gente joven, veo imposible poder acceder algún día a una vivienda y las ayudas institucionales no son suficientes", lamenta mientras espera a que arranque la manifestación convocada este mediodía en Bilbao por la crisis habitacional. Bajo el lema Etxebizitzaren negozioari ez, miles de personas llegadas de diferentes puntos de Euskal Herria han recorrido la Gran Vía de la capital vizcaina y han clamado contra el "negocio" de la vivienda.
"Estamos en un momento en el que la vivienda es un problema para todo el mundo y cada vez se habla más de ello. Lo hablamos en casa, en la calle con los amigos y cada vez se está hablando más desde las instituciones. Lo que nosotros señalamos es que las medidas que están proponiendo las instituciones, los partidos políticos de izquierda a derecha son las mismas y no van más que a reforzar el negocio de la vivienda. Creemos que el problema de acceso a la vivienda no es que falte vivienda, sino que no se permite el acceso a ella y reivindicamos que sea un derecho para todas las personas", argumenta Ixone Santamaría, miembro del Sindicato Socialista de Vivienda de Euskal Herria, convocante de la manifestación, a la que se han adherido más de 200 organizaciones y colectivos.
La marcha, multitudinaria, ha sido un fiel reflejo de un problema que impacta sobre todo a jóvenes e inmigrantes, como Mohamed, Salwa, Ily, Kattalin, Jone o Udane, los rostros de esta crisis que llena titulares y está en las conversaciones cotidianas entre amigos y familiares. "Estamos todos jodidos", se desespera Ily, marroquí de 30 años que lleva tres residiendo en Iruñea. Esta mañana ha venido a Bilbao con su hija para denunciar las dificultades añadidas que tienen las personas inmigrantes para acceder a una vivienda. "Nadie quiere alquilar la vivienda a una persona extranjera, te piden cosas que saben que no vas a poder cumplir, nóminas de 2.000 euros", explica.
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Ella reside junto a su hija pequeña en una habitación en un piso compartido con otras tres familias. Son seis personas en total en la vivienda, que cuenta con dos habitaciones, un salón, una cocina y un baño. Paga 500 euros. "Y al menos he logrado una habitación, me ha costado mucho. A la gente que tenemos hijos no nos quieren alquilar habitaciones", se lamenta. Según Ily, tener o no tener los papeles no marca mucho la diferencia en este caso. "Aquí estamos todos jodidos", reitera.
"Nosotras no vivimos, sobrevivimos", aseguran rotundas Kattalin, Jone y Udane, jóvenes de 22 y 23 años llegadas de Donostia e Iruñea. "No vemos posibilidad de emanciparnos en una vivienda digna. Ahora estoy trabajando y gano 8 euros la hora, y la verdad es que no veo un futuro prometedor", señala Kattalin. "Vivimos en pisos compartidos y ahora pasamos frío, ¡ni se nos ocurre poner la calefacción! Por eso digo que no vivimos, sobrevivimos", añade Udane.
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"Todos estamos afectados de alguna manera por esta crisis, pero sobre todo los jóvenes, por la incapacidad de emanciparse, y también sobre todo las personas inmigrantes, por los filtros racistas que no les permiten el acceso a una vivienda", denuncia Ixone Santamaría.
La manifestación, que ha partido de la plaza Moyua y ha culminado en el Arriaga, ha recorrido las calles al grito de lemas como Nuestra miseria, vuestra riqueza, Se llevan mi salario rentistas y empresarios, Suben los precios, bajan los salarios o A Patxi le alquilan, a Moha le discriminan.
Previamente, las portavoces de los colectivos convocantes, Ane Salvador (Red de Sindicatos de Vivienda de Euskalherria) y Karla Paisano (Sindicato Socialista de Vivienda), han comparecido ante los medios de comunicación para explicar que la finalidad de la marcha es exigir "el derecho universal a la vivienda". "Estamos hablando de un bien básico, un bien de primera necesidad", han afirmado.
"Hay viviendas de sobra, lo que pasa es que son más rentables vacías, para especular, para ponerlas en alquileres de temporada, turísticos", señala en este sentido Santamaría. "Este es uno de los factores que genera un alza de precios y que hace que se esté hablando de escasez de viviendas cuando en Hego Euskal Herria hay más de 70.000 viviendas vacías y 9.000 destinadas al uso turístico", han apuntado las portavoces. Precisamente, por estas razones, han llamado a dejar de hablar de la falta de oferta para poner el foco en "el uso que se está dando a estos recursos que ya existen en esta sociedad".
"Las medidas de las instituciones y los partidos políticos no pueden ser seguir dando dinero a constructoras e inmobiliarias, esas medidas tienen que ir a atacar las ganancias de estas personas, que son las que nos impiden tener un acceso digno a la vivienda", concluye Santamaría.