Nunca se ha hablado tanto de los beneficios de dar el pecho a un bebé pero son muchas las mujeres que tienen problemas al comenzar a hacerlo.
—En todas las lactancias surge algún miedo o alguna dificultad o molestia. Y dar una atención personalizada, estar a pie de cama viendo cómo se puede ayudar o mejorar, contribuye a superar esas dificultades. Si en Cruces tenemos una media de nueve partos al día, pues hay veces que igual me solicitan que atienda a cinco o seis amatxus, y otro día, sin embargo, pueden ser dos.
Hay madres que por comodidad o rapidez optan por la leche artificial.
—Es una decisión muy personal, y todas las decisiones son respetables siempre que sean decisiones informadas. Nuestra mayor preocupación es que las madres y las familias en general dispongan de información. Si yo decido hacer una lactancia artificial es porque, sabiendo los riesgos y los beneficios, me compensa hacerlo de esta manera o necesito hacerlo así. Lo importante es que las amatxus sopesen pros y contras y tomen las decisiones que consideren, pero siempre teniendo la información.
Las mujeres también pueden tener presión o sentir culpa. Parece que si no dan la teta no son buenas madres.
—Cada circunstancia es única. Lo primero que hay que hacer es respetar a las que no quieren, pero siempre garantizando que puedan dar el pecho las que así lo desean. Hay veces que quieren hacer una lactancia materna, pero que por dificultades se ven en la necesidad de administrar leche de fórmula, y al conocer ciertos riesgos, les genera preocupación. Yo lo veo un poco como los antibióticos. La lactancia artificial es la única alternativa segura que tenemos cuando necesitamos alimentar a un bebé y hay una dificultad en la lactancia materna.
¿Hasta qué edad se recomienda?
—La Organización Mundial de la Salud recomienda mínimo 6 meses de lactancia materna exclusiva sin ningún otro alimento y después continuar con ella a la vez que la introducción de la complementaria hasta los dos años de vida, como mínimo.
En Europa se celebra esta semana en octubre con diversos actos. ¿Qué va a hacer Osakidetza para fomentar y apoyar esta práctica?
—El objetivo es promocionar la lactancia materna y hablar de sus ventajas para la salud pública. La evidencia científica dice que no amamantarles les expone a mayores riesgos. Es un poco duro decirlo así, pero sabemos que el bebé que no toma leche materna, se expone a más alergias, más enfermedades infecciosas y enfermedades a largo plazo. También en la edad adulta, como obesidad o diabetes. Esa información es la que pretendemos proporcionar en las jornadas de lactancia que se celebrarán en Donostia.
Se promociona este tipo de lactancia pero también hacen falta profesionales formados.
—De hecho, en otra jornada en Cruces se incidirá más en la formación de los profesionales para la actualización y para que mantengamos un mensaje común. Es necesario que todos hablemos el mismo idioma y sigamos las mismas pautas para dar apoyo a las familias en esos primeros días, en base a las guías de buenas prácticas, y la evidencia científica.
Actualmente es la encargada del Banco de Leche de Cruces. En el de Euskadi en 2023 había 80 donantes. Parecen pocas.
—El número fluctúa bastante. En Cruces ahora sí hay bastantes donantes activas. Lo que hace falta es tener suficiente remanente para los criterios de uso de la leche materna donada que son los bebés menores de 32 semanas, o de 1.500 gramos al nacimiento. El objetivo sería conseguir más donantes y poder ampliar esos criterios y utilizarlo en más niños porque logra disminuir la morbimortalidad de esos recién nacidos. Sabemos que la leche de fórmula expone a más riesgos de infección a esos bebés vulnerables.
¿Que una madre fume es un gran handicap?
—Hay muy pocas cosas que sean contraproducentes para dar el pecho. Algunos medicamentos lo son por supuesto. Y algunas enfermedades. La web e-lactancia.org nos aclara dudas. Es verdad que fumar siempre es negativo, pero una madre fumadora puede amamantar.
¿Es cierta esa leyenda urbana de que hay alimentos prohibidos porque dan mal sabor a la leche?
—Por lo general no hay alimentos prohibidos. Es cierto que con determinadas comidas, puede cambiar algo el sabor, pero no tiene por qué ser negativo. El líquido amniótico también adquiere cambios en su sabor y los bebés empiezan a tragar líquido amniótico y digerirlo ya en el vientre materno y empiezan a acostumbrarse a ciertos sabores.