Tras seis años de carrera, un examen terrible, y cuatro años de residencia, estos médicos echan este verano el resto. Iratxe, Aitor y María son tres de los 58 ‘mires’ que salvan estos meses la Atención Primaria de la asfixia. Ellos son esos "becarios de campanillas", que en su último año como residentes, ayudan en verano a Osakidetza a reforzar la atención en centros de salud vascos.
Son, además, plenamente conscientes de que suponen un balón de oxígeno para paliar la falta de facultativos en los meses estivales, y han decidido ser los mejores socorristas. De forma voluntaria y bajo supervisión han aceptado participar en el programa que les permite ejercer de pleno derecho aunque su residencia no acabe hasta el 24 de septiembre porque forman parte de la generación que la comenzó tres meses más tarde por el coronavirus.
Son jóvenes, pero sobradamente preparados. “Es importante que la gente sepa que nos han formado para esto durante cuatro años. Para que lleguemos de la mejor manera posible al final de esta formación y que ya estamos casi a las puertas”, sostiene María Roco, desde un centro de salud de Gasteiz.
IRATXE AZPELETA DEL AMBULATORIO DE BERANGO; "CASI TODOS LOS PACIENTES TE DAN LAS GRACIAS"
Iratxe ha pasado a engrosar la lista de los olvidados médicos de familia, que suponen la puerta de entrada al 95% de los pacientes y, por tanto, el mejor escudo del sistema sanitario.
“Otra compañera y yo decidimos que no nos importaba cubrir alguna vacante. Pero solo si era en nuestro centro de salud. Así que otro médico está cubriendo Derio, y nosotras hemos asumido su consulta”, cuenta Iratxe Azpeleta, de 29 años y vecina de Leioa.
Admite que para esta labor hay que tener mucha vocación. “Te tiene que gustar. Es otra especialidad más en la que debes saber un poco de todo. No es solo ver el paciente en un momento, o en un seguimiento relativamente corto, sino que al final le acabas conociendo perfectamente, conoces a su familia, sus antecedentes, su historia clínica, de todo. Yo, al principio, flipaba con mi tutora. No entendía cómo podía saber tanto de sus pacientes”.
Estudió la carrera en Iruñea, “pero en sexto rotamos por Atención Primaria y me gustó un montón. Desde entonces tenía la idea en la cabeza. Me gustaban otras cosas como Digestivo, pero realmente estoy encantada con la elección. La Primaria es lo mío. No me veo haciendo otra cosa ahora mismo”.
"NO ENTIENDO POR QUÉ SE RELEGA LA PRIMARIA"
Por su consulta pasa gente de todas las edades. “Hay cupos en los que hay más personas mayores, pero bueno, al final, Berango está creciendo mucho y también hay mucho joven. Es variado, depende del cupo”.
Azpeleta no acaba de entender por qué otros colegas relegan la Atención Primaria. “No está lo suficientemente reconocida y no se le presta la suficiente atención en la carrera. Yo sí que tuve una asignatura, pero creo que en otras universidades pasa casi desapercibida. Hay otras especialidades como con más glamour. Y muchos colegas escogen al finalizar Dermatología porque cuando acaban la residencia, viven bien. Trabajan menos horas, sin guardias, no tienen urgencias. Y la gente también mira la calidad de vida”, reflexiona.
“Aquí, en el centro de salud hay días que tienes más o menos trabajo, pero si quieres dedicarte solamente a la Primaria, tienes fines de semana libres, festivos, o sea que al final es otro tipo de calidad de vida que también hay que valorar. Personalmente, eso también me parecía un punto a favor y sobre todo la relación tan estrecha que estableces con el paciente”, asegura.
Sobre la sobrecarga histórica que sufre la Primaria, Azpeleta asegura que “es verdad que hay días que no paran de venir pacientes. Al final, puedes tener días malos, pero los acabas sacando y casi toda la gente te acaba dando las gracias. En general, los pacientes son muy agradecidos y a mí eso me llena mucho”, subraya.
AITOR SAN MARTÍN, DEL AMBULATORIO DE TXURDINAGA; "NO MUCHOS PEDIATRAS QUIEREN VENIR"
En los últimos compases de ese viaje para convertirse en médico con todos los galones, a Aitor San Martín le propusieron reforzar la atención el pasado julio y aceptó sin dudarlo porque prácticamente hace el trabajo que ya realizaba, siempre con un tutor cerca.
Por eso no considera que haya hipotecado el verano. “Nosotros seguimos en nuestra rotación habitual. Personalmente hago dos horas extra algunos días y no todos”, explica en primera persona.
“La mayoría de los centros de salud están en verano de 8 a 5, el pediatra igual está trabajando de 8 a 3 y yo completo el horario para que no se quede la asistencia sin cubrir”, destaca. “Unas horas más o menos a la semana tampoco suponen tantísimo esfuerzo y además se ha intentado que fuera en los centros en los que ya nos estábamos formando. Por eso, en mi opinión, esta es una muy buena oportunidad tanto a nivel formativo como económico”.
San Martín no se ha dado ahora de bruces con la realidad laboral porque ya ha examinado a bastantes niños. Resalta que lleva varios años formándose por lo que “la responsabilidad se va adquiriendo de forma progresiva”.
SIN CARAS RARAS DE AMAS Y AITAS POR LA JUVENTUD
En su caso, no ha visto caras raras de amatxus o aitatxus por su juventud (29 años). “Igual es que los hombres jugamos con ventaja y cuando les atiende un chico suele ser diferente a una chica. Pero el tener delante a una persona que está formada en Pediatría ofrece a los padres mayores garantías. En los cuatro años pasas por diferentes especialidades para formarte y al final Pediatría es una especialidad muy amplia”, indica, a sabiendas de que solo siete pediatras MIR de los 29 que finalizarán en septiembre han aceptado el reto.
“Escasez de pediatras hay siempre, pero todos los compañeros que nos hemos apuntado a estos módulos optamos por trabajar en la Primaria. Y no todos quieren”.
Natural de Irun, llegó a la capital vizcaina para hacer los cuatro años de residencia y tiene muy claro que su objetivo es acabar en la puerta de entrada del sistema sanitario.
Eso, pese a que a priori, la atención hospitalaria se lleve todos los laureles. “Una persona que trabaja en Atención Primaria tiene el mismo conocimiento, o más de su campo. Básicamente lo que sucede simplemente es que no dispone de los recursos que tienen en el hospital, pero eso no significa que el profesional sea mejor ni peor”.
MARIA ROCO, CENTRO DE LAKUABIZKARRA; "INTENTAMOS HACERLO LO MEJOR POSIBLE"
María Roco debe, en ocasiones, enfrentarse al doctor Google y a esos pacientes que vienen con un diagnóstico propio. “Es verdad que, con el acceso que hay a la información de internet, sobre todo entre población adolescente y adultos más jóvenes, llegan con un diagnóstico y te dicen lo que pueden o no tener. En esas situaciones, tienes que dar una buena explicación, hacer la exploración, y elaborar la historia clínica preguntándoles las cosas que creemos relevantes, contrastando todos sus datos, y generalmente suelen entenderlo muy bien”.
A sus 31 años, se muestra convencida de la capacitación que han logrado. “Nos incorporamos en 2020 y este ya es el último año porque terminamos en septiembre. Tenemos siempre un tutor de referencia y, como residente de cuarto año, ya has ganado autonomía y soltura. En definitiva, la formación va dirigida a ser autónomos y a ver pacientes nosotros solos, aunque siempre supervisados”.
Desde siempre había tenido clara su vocación. “En algún momento me planteé hacer Ginecología porque me gustaba mucho, pero echando la vista atrás, no hubiese elegido otra especialidad que no fuese familia”.
"ES UN TRABAJO UN POCO MÁS COMPLEJO"
“Se trata de un trabajo un poquito más complejo, tenemos que filtrar de cara a hacer las derivaciones y al final, intentas hacerlo siempre lo mejor posible independientemente de la carga de trabajo que pueda haber. Aunque yo creo que en todos los servicios, incluso también en los hospitalarios, hay épocas en la que se está más saturado. Por poner un ejemplo, en invierno siempre que hay gripe o hay infecciones respiratorias, el servicio de urgencias puede estar más tensionado por una mayor afluencia, o también Neumología. Depende un poco de cómo evolucione la temporada y de las contingencias”.
Originaria de Extremadura, María Roco cursó sus estudios en la UPV y su intención es quedarse en Vitoria.
Sobre las patologías que está viendo este verano, recalca que los críos suelen tener “alguna gastroenteritis, hacen bronquitis, y eso a veces también repercute en los padres o en la población adulta. Pero en verano solemos ver lo mismo que a lo largo del año quitando, quizá, esas infecciones respiratorias que son más frecuentes en otoño-invierno”, precIisa.