Un velero de súper lujo insumergible, un multimillonario, Mike Lynch, conocido como el Bill Gates británico, que se hunde en él, un socio que fallece en las mismas fechas atropellado, ambos acusados de defraudar millones de euros a la multinacional Hewlett Packard, podrían ser el argumento de un thriller conspirativo. Porque el extraño hundimiento del yate Bayesian en las costas de Sicilia, junto a la coincidencia con el accidente en el que perdió la vida el coacusado del fraude, disparan las especulaciones. Mientras tanto, para alimentar más la nave del misterio, como diría Iker Jiménez, el fiscal de Termini Imerese, Ambrogio Cartosio, avanzó este sábado que sus pesquisas “no excluyen nada”. Y sospechó de alguna mano negra, al asegurar que la tragedia “sería aún más dolorosa” si se demostrase que fue causada “por comportamientos no perfectamente en línea con la responsabilidad que cada uno debe tener en la gestión de la navegación”.
El Bayesian se hundió la noche del lunes ante las costas de la localidad siciliana de Porticello en medio de una fuerte tempestad y en el naufragio murieron siete de sus 22 ocupantes, entre ellos el magnate británico Mike Lynch, y su hija Hannah, de 18 años. El empresario estaba celebrando su absolución en el juicio por fraude, relacionado con la venta de su empresa de software a Hewlett-Packard por 11.000 millones de dólares en 2011. Llevaba trece años de litigio y por fin lo había logrado. Pero la trama del desastre no se queda ahí porque entre los fallecidos también se encuentra el presidente del banco Morgan Stanley International, Jonathan Bloomer; además del abogado que les había salvado de la quema, Chris Morvillo.
Y es que en el hundimiento, además de muchas incógnitas, hay bastantes cabos sueltos. Y eso que la exclusiva embarcación, con 56 metros de eslora, era todo un prodigio náutico, con el mástil de aluminio más alto del mundo, de 75 metros.
Los técnicos concluyen que esa noche dentro del superyate casi todo se hizo mal. El capitán del barco y superviviente, James Catfield, explicó que no vieron venir la tormenta, aunque la borrasca estaba prevista desde hacía horas. Más allá de la tromba de agua y de las fuertes rachas de viento, los expertos mencionan una cadena de fallos humanos, como escotillas y ventanas abiertas, una incorrecta orientación del ancla y una mala posición de la orza, el contrapeso del mástil.
Semanas después de la absolución
Todo ocurrió apenas dos meses después de que Mike Lynch, de 59 años, fuera absuelto de fraude. Lynch fundó la compañía tecnológica Autonomy en 1996, pero la vendió en 2011 al gigante informático Hewlett Packard (HP) por 11.000 millones de dólares. HP dijo en su día que había encontrado “graves irregularidades contables” en Autonomy y llegó a acusar a Lynch de 17 cargos que le podían haber costado hasta 25 años en prisión. Sin embargo, todavía hay doble ración de suspense y tragedia ya que su exvicepresidente en Autonomy, Stephen Chamberlain, también absuelto, fue atropellado, exactamente dos días antes del hundimiento, mientras corría por una carretera a las afueras de Cambridge.
La borrasca del lunes pasado echó por tierra la celebración del magnate y las buenas noticias sobe su litigio. Pero ¿qué pasó dentro del Bayesian? ¿Por qué todas las embarcaciones que estaban en la bahía de Porticello a las 3.00 horas quedaron intactas, menos la más lujosa? En el naufragio, además de Mike Lynch, fallecieron su hija, Hannah; el empresario Jonathan Bloomer y su mujer, Judy; el abogado Chris Morvillo y su esposa Neda, así como el cocinero del velero, Recaldo Thomas. Los cuerpos de los seis primeros fueron recuperados por los buzos en el interior del velero, y todos fueron hallados en las estancias del lado izquierdo de la nave.
El comandante de los bomberos, Bentivoglio Fiandra, explicó que el barco se hundió de popa y quedó tumbado sobre su lado derecho, lo que explicaría que las víctimas intentaran refugiarse en las últimas zonas con oxígeno, a la izquierda. “Los encontramos a todos en la parte más alta del velero, tumbados en el fondo del mar”, contó al Corriere della Sera. “Teníamos la ubicación de los camarotes y las posiciones de los invitados, y no fue ahí donde los recuperamos. Evidentemente, al entrar el agua, intentaron desplazarse”, explicó. Es la hipótesis de los investigadores. El cocinero del barco murió tratando de salir. Los otros seis invitados, atrapados en sus camarotes, trataron desesperadamente de salvarse buscando aire.