La empresa estadounidense Moderna y su socio japonés Takeda han afirmado, en un comunicado conjunto distribuido este miércoles, que "no existen pruebas" de una posible relación entre la contaminación de viales de su vacuna contra la covid-19 y la muerte de dos ciudadanos japoneses.
Varios lotes de la vacuna, fabricados en el Estado español, fueron retirados la semana pasada en el país nipón a raíz del descubrimiento de algunos viales contaminados con partículas de acero inoxidable. Poco después, el Ministerio de Salud japonés reveló que dos ciudadanos habían muerto tras recibir dosis de los lotes retirados. Sin embargo, la relación entre ambos sucesos "se considera casual actualmente", han defendido las empresas.
"Las partículas metálicas de este tamaño introducidas en un músculo pueden causar una reacción local, pero es raro que produzcan otras reacciones adversas más allá de la zona de la inyección", han especificado los fabricantes en el comunicado.
Las muertes están siendo investigadas por las autoridades japonesas, aunque el Ministerio de Sanidad ya aclaró el domingo que los viales en cuestión no habían salido de los lotes en los que se había detectado la contaminación, sino de otros retirados por haber sido producidos en la misma línea de producción.
Los tres lotes retirados, que en total suman más de un millón y medio de dosis de la vacuna, serán destruidos por Takeda.
TERCERA DOSIS EN EEUU
Por otro lado, Moderna ha pedido este miércoles a la agencia estadounidense del medicamento que apruebe el uso de una tercera dosis "de refuerzo", después de comprobar que los pacientes que han recibido una tercera dosis tienen más protección frente a la variante delta del coronavirus, según anunció en un comunicado el director ejecutivo de la compañía, Stéphane Bancel.
La empresa espera enviar los datos sobre la efectividad de la tercera dosis también a las autoridades de la agencia europea del medicamento en los próximos días.