Es el momento para las gestas. El Bitci Baskonia tiene dos opciones en este momento de máxima dificultad donde parece que le ha mirado un tuerto: resignarse ante el cúmulo de problemas y bajar los brazos o, por el contrario, rebelarse ante un destino casi escrito de antemano en una semana tremendamente exigente en la vertiente física y mental. Conociendo a su entrenador, que en más de una ocasión ha subrayado que tan solo necesita cinco jugadores para llevarse la victoria de cualquier lugar, seguro que los jugadores optan por el segundo camino.
La semana rusa se inicia esta tarde en Kazán, donde dentro de la complejidad que entraña cualquier jornada en la Euroliga emerge una buena oportunidad para engordar el casillero de triunfos. Cualquier aspirante a adjudicarse una plaza para el Top 8 al término de la maratoniana fase regular tiene sí o sí la obligación de pescar en esta gélida cancha donde ni existe una gran presión ambiental ni tampoco un anfitrión inexpugnable. Así se deduce de la inestable trayectoria hasta la fecha del Unics, un equipo completamente nuevo que se encuentra en pleno proceso de ensamblaje y sin grandes estrellas en nómina pese a que varios nombres que pueblan su plantilla son muy conocidos en el planeta baloncestístico.
Aunque el Baskonia comparece muy mermado y tan solo dispone de nueve jugadores útiles, no es descabellado soñar con la cuarta victoria consecutiva ante un rival decepcionante en estos primeros compases. Porque el Unics, que regresa esta campaña a la máxima competición tras el subcampeonato logrado en la pasada Eurocopa, no es de esos conjuntos que infunde respeto.
Varios hechos alientan el optimismo antes del salto inicial. El ruso es el cuadro menos anotador del torneo con 65 puntos de media y ha perdido dos los tres partidos disputados en su feudo. En concreto, se vio superado por el Zenit (69-70) y el Mónaco (88-80). Su única victoria ante el Bayern (73-70) tuvo casi tintes casi milagrosos tras una épica remontada en el cuarto final, pero además ostenta el triste honor de haber firmado recientemente una de las anotaciones más raquíticas de la historia de la Euroliga con esos pírricos 41 puntos en la visita al Fenerbahce.
ivanovic, precavido Entre sus filas figuran varios jugadores rebotados de grandes transatlánticos y con más nombre que auténtica valía como Lorenzo Brown, Mario Hezonja o Andrey Vorontsevich, sin obviar al exbaskonista Tonye Jekiri. El rocoso poste nigeriano, que no encajaba en los planes de Ivanovic por su falta de movilidad y recibió este verano una suculenta oferta económica desde Rusia para ver invalidado su segundo año de contrato en el Buesa Arena, está firmando unos discretos 6 puntos y 6 rebotes de media.
A nivel estadístico, quien mejores sensaciones está desprendiendo es el base-escolta Isaiah Canaan, un segunda ronda del draft en 2013 que ha disputado 238 partidos en la NBA repartidos en varias franquicias. OJ Mayo, también con pasado en la mejor liga del mundo y reclutado por el Unics bien entrado el mes de septiembre, disputará su segundo partido oficial a las órdenes de Peras tras su aciago debut ante el Efes cuando acabó con -5 de valoración.
"Es un equipo que no cuenta con muchas victorias pero con calidad", advirtió ayer Dusko Ivanovic, para quien el Unics "tiene experiencia, es atlético y busca jugar en transición, además de ser bueno en el rebote ofensivo y balones recuperados". La clave, a juicio del montenegrino, residirá en parar a Lorenzo Brown y Hezonja, "capaces de decidir un partido en cualquier momento".
Ante la escasa amenaza desde el exterior debido a las sensibles ausencias de Giedraitis y Peters, todos los focos estarán puestos en dos jugadores obligados a dar un plus en los próximos compromisos. Baldwin y Marinkovic ya no tienen excusa para empezar a justificar que su fichaje en verano constituyó un acierto.
El técnico croata está padeciendo serios problemas para ensamblar a un equipo que es el menos anotador de la competición
El conjunto de Kazán cuenta con numerosos jugadores rebotados de los grandes transatlánticos y con más nombre que auténtica valía