Tras la fallida presencia del domingo en Málaga, Baskonia ha tenido que esperar hasta hoy para comenzar otra frenética semana de competición con hasta tres partidos de la máxima exigencia que han de jugarse en cinco días. La Euroliga se encuentra ya en el ecuador de la segunda vuelta en su fase regular y llegan dos esfuerzos, al menos el viaje es corto, en poco más de 48 horas. El viernes (20.30 horas), Maccabi de Tel-Aviv en el Buesa Arena, y esta tarde (19 h.), el Mónaco, tercero en la tabla con un balance de 15-9, esto es, cinco partidos ganados más.
El cuadro monegasco atesora un plantel de muchos quilates y ya conjuntado que le ha convertido en muy regular a medida que la competición ha ido avanzando, y mucho ha de torcer su singladura para no llegar a los play-offs. Pero no solo eso. A los azulgranas se les atraganta el equipo que dirige el mítico Vassilis Spanoulis, tal y como sucediera durante la primera vuelta, allá por el 14 de noviembre, cuando se llevó el triunfo de Zurbano por 75-87 en otra noche aciaga en la que se llegó a ir perdiendo hasta por 27.
Y ahí no acaban los males, ya que la sala Gaston Médécin es feudo tabú para los intereses gasteiztarras. Nunca ha vencido allí, y en la visita del pasado año un exbaskonista, Mike James, se dio gustazo de anotar 26 puntos en el 93-83. Okobo será otra de las grandes amenazas desde el tiro, mientras para el rebote tocará fajarse con Comelie y Diallo, entre otros.
Pablo Laso subraya del choque que se trata de una gran oportunidad para seguir creciendo en la que significa la tercera vez en todo el curso en que dispone de la totalidad del róster. Es una buena declaración de intenciones pero a su vez llega la enésima opción de relanzarse y reivindicarse en Europa no demasiado lejos de la pelea por acceder al Top8. No en vano, tres son los partidos de distancia sobre play-in e incluso play-off que pueden convertirse en dos porque Real Madrid y Olimpia Milán ya jugaron anoche.
La de hoy es una magnífica ocasión para, tras el batacazo en su día en el OAKA, ratificar que las grandes noches vividas en Gasteiz ante París, Barça y el propio Panathinaikos, y otras meritorias pero saldadas con derrotas por los pelos -que también podían haber salido cara- contra Estrella Roja, la Virtus Bolonia de Dusko Ivanovic, el Olympiacos y el Madrid, pueden darse asimismo como forastero.