El Gobierno de Pedro Sánchez sacará hoy adelante la votación de totalidad reeditando la mayoría que le ha permitido validar las cuentas los dos años anteriores, y contempla los nuevos presupuestos Generales del Estado (PGE) como una “señal de fortaleza, seguridad, fiabilidad y solvencia como país” de cara a los “meses difíciles” que se avecinan. Mientras la oposición acusa al Ejecutivo de “hipotecar el presente y el futuro”, formaciones como el PNV, que no los enmendaron, advierten de que la resolución de la negociación no está culminada. La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, indicó que, embarcados en la lucha contra la inflación, este proyecto presupuestario se ha cimentado bajo las premisas de la “justicia social” y la “eficiencia económica”. “Dos caras de la misma moneda”, explicó la dirigente socialista, que cree que “una no puede ser sin la otra”, ya que la desigualdad supone “un lastre para la economía”. Así, reivindicó políticas de equidad “para evitar que las consecuencias de la guerra consoliden un país en varias velocidades” y una política económica para que “las empresas sigan avanzando” en competitividad, capacidad exportadora y posicionamiento en sectores estratégicos.
Montero reclamó no “caer en la doctrina del shock que, a su juicio, “se adueña en alguna bancada, en clara alusión al PP, pues “todos los organismos avalan que el Estado español liderará el crecimiento en la Eurozona”, con una previsión de crecimiento del 4,4% para este año y del 2,1% el próximo. La ministra reiteró que la autoridad fiscal ha avalado el cuadro de previsiones, apuntando que “está dentro de las horquillas” posibles “con independencia de que en algún trimestre pueda haber recesión técnica”.
“Nadie sabe con certeza qué pasará en los próximos meses” pero estas cuentas son “un antídoto contra la desigualdad, la pobreza y la desesperanza”, desgranó Montero, para quien “no hay algo que atente más contra la equidad intergeneracional que empobrecer a quien no tiene margen contra la inflación”. “Empobrecer a los pensionistas no hace que los jóvenes cuenten con más posibilidades de futuro. No es serio, es simplemente mezquino”, despachó la responsable de Hacienda, que justificó, eso sí, el mayor desembolso en Defensa, cuyas partidas se han disparado un 26%, hecho que les ha enfrentado con sus socios de Podemos. Montero tuvo que precisar que el aumento en programas de armamento no computa dentro del techo de gasto, por lo que esgrimió que “no compite con el resto de gastos del presupuesto”.
El Ejecutivo solicitó a la oposición “elevar la mirada y pensar en “cómo impacta” esta crisis “en la vida de la gente”, por lo que “tiende la mano a todo el mundo” y piensa “dialogar con todo aquel que piense en el interés general”. Montero criticó que haya formaciones que intenten “deslegitimar al Gobierno” y a los acuerdos que pueda alcanzar con otras fuerzas, en referencia a los ataques por los consensos con el soberanismo vasco y catalán. “Tenemos la obligación y el deber de contribuir al bienestar y al progreso del país, cada uno desde su ideología, pero sin intentar bloquear acciones beneficiosas para todos por intentar desgastar al Gobierno”, valoró la ministra. “Señores de la derecha, sabrán a qué intereses responden y tendrán que explicarlo”, espetó. Pero desde el PP no recogieron el guante y, por boca de Cuca Gamarra, dio por hecho que el Estado afronta ya un “escenario de recesión económica” a la que los presupuestos no dan respuesta. “Estas cuentas son las hipotecas generales del Estado: más deuda, más déficit, más paro, más inflación y más gasto público”.
Por su parte, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, advirtió de que la negociación no está zanjada pese a no haber presentado enmienda a la totalidad ni apoyar ninguna de las registradas. “Hasta el último momento uno puede votar que no a un Ministerio y podría caer también el presupuesto”, afirmó, a expensas de que mañana plasmen las enmiendas parciales.