Pedro Sánchez ha querido lanzar el mensaje de que su legislatura va a llegar hasta el final y piensa exprimir los dos años que le quedan. El presidente del Gobierno español ha tratado de ahuyentar la hipótesis de que la aprobación de la reforma laboral con Ciudadanos ponga en peligro la estabilidad. Es una opción que se ha barajado porque tensiona a los dos socios en el Consejo de Ministros, PSOE y Unidas Podemos, y también daña la confianza de sus aliados de investidura y sus apoyos habituales, aunque PNV y EH Bildu han puntualizado que no romperán la baraja.
En su viaje a Emiratos Árabes Unidos, Sánchez aseguró que "la estabilidad política está garantizada" con independencia de qué partidos apoyen hoy la reforma laboral. En ese punto, añadió que espera que recabe "todos los votos posibles", y que su gabinete está trabajando para conseguirlo.
"El Gobierno tiene como propósito culminar la legislatura. Lo que tenemos que hacer es garantizar importantes reformas", defendió el socialista. Se propone aguantar en Moncloa para llegar a ocupar la presidencia de turno de la Unión Europea en el segundo semestre de 2023. Sánchez presionó también a los partidos con el ejemplo de Portugal y el triunfo por mayoría absoluta de Costa, en una especie de mensaje subliminal.
"Aquellos partidos políticos, no tanto a la izquierda pero también a la derecha del Partido Socialista, que no han contribuido a la estabilidad y han bloqueado la aprobación de los Presupuestos, han salido perjudicados de este proceso electoral", lanzó, en una alusión velada a lo que sucede en la actualidad en el Estado español con la reforma laboral. "Los partidos tienen que ser conscientes de que los ciudadanos lo que quieren no son elecciones, sino partidos políticos que saquen adelante a la sociedad, que ha vivido un auténtico shock con la pandemia", añadió.
En el caso vasco, no está funcionando la presión con la idea de que el acuerdo tiene el respaldo de los agentes sociales, porque la mayoría sindical vasca es otra y la lideran ELA y LAB. Podemos tampoco puede jugar la baza de la retirada de su respaldo porque el Gobierno vasco tiene mayoría absoluta, y solo se dejaría sentir en el Ayuntamiento de Gasteiz.