Es inevitable la sensación de haber visto ya esta película. Varias mujeres acusan a un fundador de Podemos -punta de lanza de la lucha contra el heteropatriarcado, y me llevo una- de haberlas acosado y/o violentado sexualmente. Inauguró la triste relación, hace cuatro meses, Iñigo Errejón. Le toma ahora el relevo, sin el menor lugar a la sorpresa, Juan Carlos Monedero, otro de los veteranos de Vistalegre I, que ya estaba en el soviet de la Complu, allá donde mandaba el gran macho alfa que, de momento, esquiva las flechas, aunque (perdón por el ripio) no las sospechas.
#EsUnBulo
Juan Carlos lo niega todo
El escándalo (antes, secreto a voces) reventó por la resentida (y tardía) piada de un tipo expulsado del paraíso morado que atiende por Sergio Grégori. Su caída en desgracia le refrescó la memoria sobre varias denuncias de diferentes mujeres que aseguraban haber sido víctimas de la libido desbocada y agresiva del profesor Monedero. El señalado, siguiendo el manual, se acordó de la parentela del denunciante y sacó el comodín de las campañas insidiosas contra Podemos. Según él, todo es un bulo. ¿Seguro?
#IncansableTrabajo
Ay, ay, ay, ay... Belarra
La cosa es que, sin lugar a la escapatoria ante la consistencia de los indicios, “fuentes de Podemos”, tapadera que se usa cuando la muda no está limpia, confirmaron que el gachó fue apartado en 2023 ante la evidencia de sus infectas actuaciones. Todo bien, salvo que en aquellos días la secre general, Ione Belarra, dedicó un cariñosísimo mensaje de despedida al que supuestamente habían echado por agresor sexual. “Gracias por tu incansable trabajo”, rezaba el texto. Caray....
#ComparacionesPertinentes
¿Y, entonces, lo de Errejón?

Comparaciones
Así se las ponían a Fernando VII y a los partidarios de Sumar, que han tardado muy poco en establecer los términos de la preceptiva comparación. “Se le exigió a la dirección de Sumar con Errejón y ahora le toca a Podemos dar explicaciones”, escribía un yolandista.
#SilencioAtronador
Monedero, tal; Rubiales, cual
El tuit anterior, por cierto, fue convenientemente borrado. ¿Por qué? Piensen mal o peor que mal y seguro que aciertan. El caso es que hasta el momento de redactar estas líneas, ni la cuenta oficial de los morados ni las de sus dirigentes principales ni las de sus satélites hiperactivos han dicho esta boca es mía sobre por qué no denunciaron, según su propio manual, al tipo señalado por sus baboseos delictivos. Lo gracioso es que ese silencio oprobioso de Ione Belarra e Irene Montero no ha sido óbice para que ayer ambas salieran en tromba a valorar, medio a favor medio en contra, el fallo del caso Rubiales. Se retratan.