La tensión que se había venido larvando en las últimas semanas en torno a la ley del solo sí es sí, que muchos interpretan como una campaña personal contra la ministra de Igualdad, Irene Montero, alcanzó su momento álgido en el Pleno del Congreso del pasado miércoles, cuando la diputada de Vox Carla Toscano afirmó que el “único mérito” de la ministra había sido “estudiar en profundidad a Pablo Iglesias”.
La ola de indignación que se apoderó de la sesión plenaria continuó ayer jueves con innumerables muestras de apoyo a Montero y llamamientos para que se adopten medidas concretas con las que bajar el suflé de la crispación en la Cámara baja. La titular de Igualdad aseguró que Toscano sobrepasó un límite que “muchos otros estaban rozando desde hace más de una semana”, en alusión al PP. “No es que alguien se levante y diga ese día una barbaridad”, añadió en la Cadena Ser, donde llamó a hacer una reflexión sobre la “violencia política” que se ha instalado con todo tipo de descalificaciones cuyo único fin es “frenar” la lucha feminista.
Poco después, en los pasillos del Congreso, apostilló que si el miércoles “esta diputada de extrema derecha con impunidad creyó que podía saltarse el límite” se debe a que “en los últimos días estábamos viviendo muchas expresiones que estaban rozando ese límite”. “Las mismas declaraciones que hizo Carla Toscano las han hecho muchas veces Ayuso y otros dirigentes del PP”, zanjó.
Los propios dirigentes del PP le dieron en cierta forma la razón, ya que, mientras Vox siguió instalado en el discurso dirigido desde las gónadas –rebajó lo ocurrido a una “bronca de colegio de monjas” y elogió la “hombría” de Toscano–, el partido de Núñez Feijóo optó de forma mayoritaria por contemporizar y evitar salir en defensa de la dirigente de Podemos. La presidenta de la Comunidad de Madrid, aludida por Montero, opinó ayer que la situación “está tomando una escalada que no tiene sentido” y recordó que “en la Asamblea a mí me han llegado a llamar nazi, me han comparado con Putin, me han llamado asesina...”.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, aseguró que “quien siembra vientos, recoge tempestades” y pidió “no victimizar” a la ministra de Igualdad. Como encargada de marcar la posición del partido, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, afirmó que nadie debe sufrir ataques como el que vivió Irene Montero, para añadir que Podemos también los “practica”, llegando a entrar en el “ámbito personal”.
Violencia política
En el amplio apartado de reacciones, el portavoz del Grupo Vasco en el Congreso, Aitor Esteban, consideró “de vergüenza” el ambiente que se vive en el hemiciclo y culpó de ello “en un 98%” a Vox, al que achacó “agresividad, insultos y provocación”. A su juicio, la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, debe hacer más para evitar estos episodios, en lugar de seguir con sus llamamientos a “portarse bien”.
Otros ministros como la de Trabajo, Yolanda Díaz, la de Hacienda, María Jesús Montero, o los titulares de Interior, Asuntos Exteriores, Transportes y Cultura se unieron a la condena de unas descalificaciones que tacharon de “detestables”, “despreciables”, una “vergüenza” y una “estrategia de la derecha que busca tapar” la acción del Gobierno de Sánchez.
El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, denunció “la cacería política” contra la dirigente morada, mientras el grupo de Unidas Podemos está promoviendo un escrito destinado a erradicar la “violencia política”.