Conciliar trabajo y familia no siempre es fácil y hay quien tiene que hacer auténticos malabares para poder atender ambas obligaciones. Si en condiciones normales a veces se producen situaciones complicadas, hay casos en los que llegar a todo es imposible.
Los trabajadores que tienen una necesidad real de conciliar tienen derecho a solicitar una adaptación de la duración y la distribución de la jornada laboral o una reducción de esta en determinadas circunstancias y la empresa está obligada a aceptarlas en algunos casos.
Adaptar y reducir: dos derechos
Tanto el derecho a la adaptación como a la reducción de jornada están recogidos en el Estatuto de los Trabajadores (ET). Mientras el primero permite un cambio de turno o de horario, el segundo supone trabajar menos horas dentro del horario habitual.
El derecho a la adaptación de la duración y distribución de la jornada laboral está regulado en el artículo 34.8 y en él se establece que "las personas trabajadoras tienen derecho a solicitar las adaptaciones de la duración y distribución de la jornada de trabajo, en la ordenación del tiempo de trabajo y en la forma de prestación, incluida la prestación de su trabajo a distancia, para hacer efectivo su derecho a la conciliación de la vida familiar y laboral. Dichas adaptaciones deberán ser razonables y proporcionadas en relación con las necesidades de la persona trabajadora y con las necesidades organizativas o productivas de la empresa".
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Una mujer teletrabaja con su bebé en brazos.
La reducción de jornada, por su parte, está contemplada en el artículo 37.6 del Estatuto de los Trabajadores: "Quien por razones de guarda legal tenga a su cuidado directo algún menor de doce años o una persona con discapacidad que no desempeñe una actividad retribuida tendrá derecho a una reducción de la jornada de trabajo diaria, con la disminución proporcional del salario entre, al menos, un octavo y un máximo de la mitad de la duración de aquella. Tendrá el mismo derecho quien precise encargarse del cuidado directo del cónyuge o pareja de hecho, o un familiar hasta segundo grado de consanguinidad y afinidad, incluido el familiar consanguíneo de la pareja de hecho, por razones de edad, accidente o enfermedad no pueda valerse por sí mismo, y que no desempeñe actividad retribuida".
¿Quién puede pedir los cambios?
Pueden solicitar una adaptación o una reducción de jornada los padres que tengan hijos menores de 12 años, los trabajadores con necesidades de cuidado, incluyendo a los hijos mayores de 12 años, el cónyuge o pareja de hecho, o los familiares hasta segundo grado de consanguinidad y afinidad que, por razones de edad, accidente o enfermedad no puedan valerse por si mismos y no desempeñan actividad retribuida. Son familiares hasta segundo grado padres, hijos, cónyuges, suegros, hermanos, abuelos, nietos, cuñados y abuelos y nietos del cónyuge.
Tanto la adaptación como la reducción de jornada se pueden solicitar si hay una necesidad real de cuidados hacia esos familiares, por lo que a la hora de presentar la solicitud se debe acreditar esa necesidad de conciliar y las dificultades que tiene el trabajador para desempeñar la actividad laboral como lo hace habitualmente.
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Un niño pinta junto a su padre mientras este trabaja en casa.
En el caso de la adaptación de jornada, el ET matiza que "dichas adaptaciones deberán ser razonables y proporcionadas en relación con las necesidades de la persona trabajadora y con las necesidades organizativas o productivas de la empresa".
El Estatuto de los Trabajadores establece además que las víctimas de violencia de género o de terrorismo para garantizar su protección (art. 37.8), así como los trabajadores matriculados en cursos oficiales de formación que requieran su presencia física (art. 23) también tienen derecho a solicitar una adaptación de su jornada laboral.
¿Cómo se solicita?
La solicitud de la adaptación o de la reducción de jornada se hará por escrito y la empresa tiene un plazo de 15 días para contestar también por escrito. Si no lo hace, se entenderá "su concesión si no concurre oposición motivada expresa en ese plazo".
La empresa, por su parte, puede denegar la petición, pero debe plantear una alternativa que satisfaga las necesidades del trabajador de conciliar o si no justificar los motivos con razones objetivas. En este sentido, los juzgados y los tribunales suelen ser muy estrictos.
¿Y si lo solicitan varios trabajadores a la vez? La empresa podría limitar la concesión por "razones fundadas y objetivas de funcionamiento, debidamente motivadas por escrito". También tendría que ofrecer un plan alternativo para que todos los trabajadores pudieran disfrutar de su derecho de conciliación.