El bailarín, coreógrafo y maestro de danza estadounidense afincado en España Arnold Taraborrelli (Filadelfia, 1931) ha muerto este domingo a los 92 años en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, han informado a EFE fuentes cercanas a la familia.
Taraborrelli ha fallecido tras su ingreso hospitalario por complicaciones respiratorias y no habrá velatorio ni entierro, ya que en vida decidió donar su cuerpo a la ciencia, según el actor y director Pedro Santos, que en 2012 codirigió el documental 'Dos palmas!!', dedicado a su maestro.
La trayectoria de Taraborrelli forma parte de la historia de la danza española de las últimas décadas, donde destaca como creador y sobre todo maestro; entre sus alumnos sobresalen nombres como Carmen Maura, Ana Belén, Nacho Duato o Miguel Bosé.
Nacido en Filadelfia, de padres italianos, que le inculcaron desde niño un profundo amor por el arte, Taraborrelli estudió en la Universidad de Temple y en la Tyler School of Fine Arts.
Debut con 'Carmen'
Como bailarín debutó en una producción de la ópera 'Carmen', en Filadelfia y posteriormente en teatros de Broadway. En Nueva York se formó bajo los preceptos de Martha Graham y José Limón y en Londres y Puerto Rico comenzó a desarrollar su trayectoria profesional como coreógrafo.
Fue en Puerto Rico donde Taraborrelli tomó contacto con algunas de las figuras más destacadas de la España de entonces, como Lola Flores y Mercedes y Albano Zúñiga, con quienes trabajaría años después, ya en España.
Hasta Madrid llegó en la década de los sesenta del siglo pasado, y fue clave conocer a Miguel Narros y William Leyton, con quienes emprendió una fructífera etapa en la enseñanza de la interpretación y el movimiento que germinó en diversos grupos de teatro independientes como el Pequeño Teatro, el Teatro Estudio de Madrid (TEM), el Teatro Estudio Independiente (TEI) y el Teatro Estable Castellano (TEC).
Taraborrelli comenzó a adquirir gran reconocimiento como maestro, una faceta que ya nunca abandonó. En los últimos años tuvo su estudio en la calle General Oráa de Madrid que, según Santos, a veces parecía más "confesionario", ya que sus alumnos acudían a escuchar sus consejos "no sólo sobre el arte sino también sobre la vida".
Como coreógrafo, firmó creaciones para óperas como 'Orfeo y Eurídice', 'Divinas palabras', 'Las Golondrinas' y 'Otelo'; y para montajes teatrales como 'Los últimos días de Kant', 'Don Álvaro o la fuerza del sino', 'La vida es sueño' y 'Así que pasen cinco años', entre muchas otras.