Una vez se acabe el dichoso parón de selecciones, que ha sido testigo del excelso estado de forma al que ha llegado el Deportivo Alavés –10 puntos de 12 posibles–, el próximo rival con el que se verá las caras la escuadra de Mendizorroza será ni más ni menos que el Sevilla de Julen Lopetegui.
Será un encuentro que, además, tendrá su especial dosis morbo ya que ambos disputaron un amistoso en el anterior parón marcado por la incertidumbre final del resultado.
Mientras el conjunto afincado en Nervión aseguró haber ganado el duelo al término de los 90 minutos reglamentarios, más tarde, el Alavés explicó en redes sociales que habían remontado al Sevilla en la media hora extra acordada entre ambos.
Es más, estos dos clubes protagonizaron en el pasado mercado veraniego un áspero tira y afloja por uno de los mejores delanteros de la Primera División. La oferta de ocho millones de euros por Joselu Mato, una petición expresa de Lopetegui a Monchi para reforzar la delantera hispalense, no estuvo a la altura de la indudable valía del ariete gallego.
Sin embargo, en las filas del Sevilla se encuentra otro futbolista con pasado alavesista que, desgraciadamente, no está disfrutando de su mejor momento en el deporte rey. Y es que Munir el Haddadi, que estuviese cedido en el Alavés durante la temporada 2017-18, apenas entra en los planes de un Lopetegui con sus ideas muy claras.
De hecho, el ex del Barcelona, que durante su etapa en Vitoria se desenvolvió a las mil maravillas como delantero centro, debe lidiar con la exigente competencia que supone compartir posición con jugadores como Rafa Mir y el ahora lesionado En-Nesyri, algo que ha obligado a Munir a actuar en otra posición distinta a la del nueve en la contadas oportunidades que ha recibido la alternativa en la punta de lanza.
En lo que va de temporada, Munir apenas ha disputado 200 minutos distribuidos en dos partidos de Champions League y otros tres en la competición doméstica. El delantero hispano-marroquí tuvo su primera titularidad de la temporada contra el Levante y no defraudó. De hecho, anotó un gol y demostró además que es un jugador aprovechable para cualquier técnico, pero las oportunidades de Lopetegui han brillado por su ausencia. Aunque en su papel como revulsivo haya cumplido con creces, esto parece no ser suficiente para el de Asteasu. Ya saben, más vale cabeza de ratón que cola de león en algunos lances de la vida.
FICHAJE IN EXTREMIS
Munir, que recaló en las filas del Glorioso hace cuatro campañas y prácticamente sobre la bocina, concluyó ese curso como una de las mejores sensaciones de la Primera División. Y es que sus números bajo las órdenes de hasta cuatro entrenadores distintos –Zubeldía, De Biasi, Cabello y Abelardo– fueron brillantes para un jugador que aterrizó en Vitoria excesivamente cuestionado por sus insuficientes prestaciones en las filas del Valencia. En 37 partidos con la elástica albiazul anotó 14 goles y repartió siete asistencias.
Unos números que, sin lugar a dudas, fueron determinantes para que el Alavés lograse la salvación en una temporada que se desarrolló como una auténtica montaña rusa de emociones. De hecho, en el recuerdo de la parroquia alavesista dejó jugadas célebres como la del tercer gol en la increíble remontada al Girona, donde realizó un ímprobo esfuerzo para asistir a Ibai Gómez, o aquel golazo de falta directa con el que quitó las telarañas de la portería de Cervantes en la siempre morbosa visita del Athletic Club de Bilbao.
Sin embargo, tras su fichaje por el Sevilla, Munir no ha vuelto a gozar del mismo protagonismo que tuvo en Vitoria. En unas recientes declaraciones al diario As, el ariete reconoció que llegó a verse fuera del equipo en el pasado mercado de traspasos y que, además, sufrió mentalmente, lo que le llevó a trabajar con un psicólogo. "Sufrí mentalmente. No me importa decirlo, ahora estoy trabajando con un coach que me ayuda mucho. Me llama antes de los partidos para ayudar a enfocarme aunque no esté jugando", explicó un futbolista que dejó un grato recuerdo en el Glorioso y por el que más de uno sigue suspirando en Vitoria.