Fue en 1997 cuando se puso en marcha el proyecto. Nació con el objetivo principal de ofrecer una buena formación orquestal a los jóvenes instrumentistas que estaban cursando sus estudios en los conservatorios vascos y contribuir a su acceso al mundo profesional. El encargo del Gobierno Vasco lo recibieron Germán Ormazábal y Juanjo Mena, el primer director artístico de la Joven Orquesta de Euskal Herria-Euskal Herriko Gazte Orkestra (EGO). Klara Mena, hija del reconocido Premio Nacional de Música gasteiztarra, estaba por entonces lejos de aparecer en la escena de la vida. No llegó hasta unos diez años después, aunque hoy es una de las integrantes de la misma agrupación.
El Principal abre mañana este nuevo 2023 con la primera actuación del año. Lo hace precisamente con la presencia de la agrupación, que con su actual gira invernal está cerrando la programación de actos que conmemoran ese vigésimo quinto aniversario, esa puesta en marcha de un proyecto que, ante todo, ha buscado siempre nutrir la cantera musical vasca. Desde la 19.30 horas, Klara Mena, hija también de pianista, será una de las intérpretes presentes en un centenario edificio que su padre conoce bien. Y lo hará teniendo no muy lejos a Irene Mena, su prima, hija del contratenor Carlos Mena y de la pianista Susana García de Salazar.
Hace no mucho, la violinista decía en estas mismas páginas que “mis padres y mi tío me inspiran para seguir con la música. Pero también creo que mi camino es propio. No estoy forzada a hacer música”, y en esa senda siguen ambas, aunque el apellido que las acompaña tiene un peso evidente dentro y fuera de la escena del País Vasco. Las dos estuvieron la semana pasada en Donostia, en la concentración que llevó a cabo la agrupación para preparar los conciertos de esta actual gira invernal, la que este martes pone en la ciudad de ambas los primeros sonidos de 2023.
Junto al público
Lo cierto es que el teatro está rozando el lleno aunque todavía quedan algunas entradas disponibles. A partir de ahí, junto a Klara Mena e Irene Mena estarán el resto de componentes de la EGO, bajo la dirección de Rubén Gimeno, y también las voces que dan vida al Euskal Herriko Gazte Abesbatza (EHGA).
Ambas agrupaciones han unido sus fuerzas para ofrecer este concierto con el que quieren homenajear el 125 aniversario del nacimiento del compositor donostiarra Pablo Sorozábal. En el programa preparado para la ocasión, se interpretará su oratorio Gernika, “una obra que toca el alma”, en palabras del musicólogo Jon Bagües; y otro himno, esta vez a la esperanza, como Finlandia, de Sibelius, llamada en su momento a despertar el patriotismo finés frente a Rusia. Como contraste, la orquesta interpretará la evocadora y descriptiva composición Peer Gynt de Grieg que, junto con Toward the unkown region, de Vaughan Williams, basado en un poema del célebre Walt Whitman, completarán el repertorio.
A buen seguro, el público disfrutará de la actuación, aunque la EGO y la EHGA no terminarán aquí su camino. La gira invernal que están desarrollando estos días, en pleno cambio de año, todavía tendrá una parada más. Después, cada uno de los intérpretes, volverá a la rutina diaria, a ese imposible equilibrio, por lo menos cuando se observa desde fuera, que supone mantener la formación musical con la reglada que cualquier otra persona joven lleva a cabo dentro de su periodo como estudiante.
El futuro dirá. Pero es evidente que el de Mena es un apellido musical con la cantera garantizada. No tan lejos quedan los tiempos en los que el Juanjo Mena niño, como él mismo ha recordado más de una vez, cantaba y tocaba el txistu por las calles de Zaramaga. O aquellos años en los que Carlos Mena no paraba quieto entre las butacas del Principal. Tal vez mañana, Klara e Irene, siendo ya reputadas profesionales, puedan contar anécdotas por el estilo. Todo llegará.