“Nada tiene que ver el hablar del dolor de las contracciones a sentirlas o lo que el sueño y las hormonas pueden pesar durante el puerperio y la lactancia a sufrirlos. Son vivencias que hay que pasar para comprenderlas del todo”. Lo dice Iris Izurza, una matrona vizcaina que, al dar a luz, ha comprobado en piel propia lo “diferente” que es “el conocimiento teórico a la experiencia”. “Tenía miedo a que el exceso de información –sobre todo acerca de las cosas que pueden ir mal– pudiera jugarme una mala pasada, pero no ha sido así”, confiesa.
Junto a ella, otras cuatro profesionales vizcainas, que han sido o van a ser madres, han compartido su experiencia con motivo del Día Internacional de la Matrona, que se conmemoró el pasado viernes. Sus testimonios han sido difundidos por el Colegio de Enfermería de Bizkaia con el objetivo de “mostrar una doble perspectiva, como profesionales y como usuarias de la asistencia sanitaria que prestan”. Todas coinciden en la necesidad de aumentar las plazas de matronas “para que ninguna mujer se pueda sentir desatendida –por culpa de las listas de espera o las agendas llenas– en esta época de tanta vulnerabilidad como es el embarazo”, señala Enguia (Afaf) Malainin, otra de las profesionales, que reclama, asimismo, “puestos más estables para las eventuales porque nosotras también tenemos derecho a la conciliación familiar”.
También Cristina Jorge dudó sobre si su profesión de matrona le iba a condicionar durante el parto. “Pensé que mi experiencia jugaría en contra queriendo controlar el proceso o generándome miedos, pero aquel día les dije a mis compañeras que confiaba plenamente en ellas y me dejé en sus manos”, recuerda. Es más, en algún momento le pidieron su opinión profesional y obtuvieron la callada por respuesta. “Les dije que yo ese día no era matrona, sino una gestante que iba a parir. En el puerperio, sin embargo, pinché, sobre todo, psicológicamente. Nadie ni nada te prepara para esa etapa tan intensa”, reconoce Cristina, que siempre ha intentado trabajar “desde la empatía y el respeto”, mostrándose “lo más cercana posible e intentando transmitir tranquilidad” a las mujeres. Haberlo vivido personalmente, dice, la “reafirma en ello”.
“Sensaciones desbordantes”
Mireia Rodríguez destaca, sentada al otro lado de la consulta, que “la matrona se convierte en el profesional sanitario de referencia para la mujer” durante su embarazo. “Esto nos permite utilizar los momentos de contacto con la matrona para abordar dudas, preocupaciones y sensaciones que pueden llegar a ser desbordantes durante el proceso y esto resulta de gran ayuda”, valora. En este sentido, ha reparado en cómo su papel como profesional “puede influir en gran medida en el bienestar emocional y, dado que la percepción de las vivencias acontecidas durante el embarazo, parto y posparto tiene un importante impacto en la salud mental de la mujer”, considera “de vital relevancia esta relación cercana y de confianza” que establece esta con la matrona.
Olatz González cuenta, por su parte, que tuvo “a dos grandes amigas” y compañeras de profesión acompañándola. “Nunca podré agradecerles lo suficiente todo lo que han hecho por mí y por mi familia. Me acuerdo especialmente de la mañana del día que parí, cuando les dije que andaba con contracciones y, al rato, dejaron todo para venir a estar conmigo. Con lo nerviosa que soy, sentí una tranquilidad que no puedo describir”, relata. Ese mismo día, justo antes de nacer su hija, miró las caras de sus colegas y supo que “todo iba a salir bien”. “Fue increíble tenerlas en el momento más importante de nuestras vidas. Y es muy bonito saber que Ane siempre tendrá contacto con las dos matronas que le ayudaron a nacer”, comenta.
Ser madre, asegura Olatz, la cambiará como matrona para siempre. “Ahora soy consciente de muchos detalles a los que antes no he dado todo el valor o importancia que merecían”, reconoce. Para muestra, el posparto. “No tienes idea hasta que no lo vives en primera persona. La vida cambia radicalmente de un día para otro”, dice y concluye: “La maternidad es lo más bonito, intenso y agotador que me ha pasado en la vida”.