Emoción, nervios e ilusión. Estos son los sentimientos que han invadido a Natalia y a Lorena en los últimos días. Unos sentimientos que mañana, a partir de las cinco de la tarde, quedarán a un lado. Lejos de la pista. En un segundo plano. A esa hora las dos jugadoras, de apellido Montilla, deberán olvidarse de que son hermanas para convertirse únicamente en rivales. En dos contrincantes que pelearán en busca de un mismo objetivo: superar una eliminatoria de la Copa de la Reina.
Natalia y Lorena Montilla son jugadoras de balonmano, mellizas, madrileñas, tienen 26 años y este fin de semana se verán las caras por primera vez sobre una cancha deportiva gracias al torneo copero. La primera es extremo izquierdo del Gurpea Beti Onak Azparren Gestión, equipo por el que ha fichado esta temporada, mientras que la segunda, que se desenvuelve con soltura en la primera línea, es uno de los refuerzos este curso del Elda Prestigio, conjunto de la División de Honor Oro femenina –una categoría inferior a la Liga Guerreras Iberdrola–. Sus equipos protagonizan este sábado uno de los enfrentamientos de la primera ronda de la Copa de la Reina, un encuentro que se jugará a partir de las 17.00 horas en el pabellón Ciudad de Elda-Florentino Ibáñez, y cuyo vencedor tendrá como premio continuar por la travesía copera. El perdedor se irá para casa.
Primera vez que se enfrentan
Sus padres serán testigos
Si jugar una Copa de la Reina es ya especial de por sí, para las hermanas Montilla lo es mucho más. Desde el mismo día del sorteo, ambas tenían esta fecha ya marcada en su calendario. No es para menos. Las dos comenzaron a jugar al balonmano juntas con 12 años en el BM Base Villaverde, ahí se forjaron como jugadoras, para luego continuar una carrera que les ha llevado por distintos caminos y que ha confluido incluso en alguno, como cuando coincidieron en el CICAR Lanzarote hasta la temporada pasada.
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Sin embargo, jamás habían jugado la una contra la otra. “Es la primera vez que nos vemos en la pista. Sí que me había enfrentado en dos ocasiones al equipo de mi hermana, pero se dio la casualidad de que en ambas estaba lesionada y me tuve que quedar en la grada. La primera cuando yo estaba en Alcobendas y ella en Villaverde, y la segunda en División de Honor, cuando jugaba en Gijón y ella en el Morvedre”, recuerda Natalia.
Es por eso que ante la cita de mañana, la extremo del Beti Onak confiesa sentirse “emocionada”. Primero, por jugar una competición que ya conoce de ocasiones anteriores. Segundo, por ser contra su hermana, de la que habla con un cariño inmenso. Y tercero, porque sus padres, Maribel y Juan Carlos –alias Monti–, estarán en la grada para verles. “No importa el color ni el dorsal. Ellos van con Montilla, así que van a estar contentos pase lo que pase”, asegura una Natalia que está deseosa de “competir y de hacer nuestro mejor papel para ganar”.
También Lorena está feliz por el encuentro sobre la pista. En su caso, reconoce que estos días previos los está pasando “con muchos nervios” y que va a ser “muy fuerte” encontrarse cara a cara con su alma gemela sobre la cancha. Sin embargo, también es muy consciente de que sacará “el gen competitivo”, al margen de “quién esté delante”, para tratar de alzarse con una victoria que en Elda desean con todas sus fuerzas “por toda la carga histórica que tiene está competición aquí”. “Intentaremos que los sentimientos no influyan. Si hay que dar, se da. Habrá que acordarse de las cosas del pasado, de alguna rencilla que tengamos por ahí, puesto que será el momento de sacarla”, dice entre bromas.
Casi con toda seguridad, y debido a su posición en la retaguardia, una de las encomiendas de la jugadora del Gurpea Beti Onak será defender a su hermana. Algo que Natalia Montilla procurará llevar a cabo con gran profesionalidad. “Voy a tener que pararle los pies de la manera más legal posible. Eso sí, lo que pase en la pista se queda ahí. Fuera ya será otro rollo”, dice entre risas.
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Porque sonrisas es precisamente lo que nunca falta entre estas dos hermanas de un enorme parecido físico. Se quieren, se respetan y se admiran, y eso queda patente al escucharlas hablar la una de la otra. Lorena lo dice claramente: “Todo lo que diga de ella se va a quedar corto”. “Natalia es una persona a la que admiro mucho. Trabaja un montón, es generosa, empática, altruista y no le importa no recibir. Está en su naturaleza echar una mano siempre. Es una persona que se cuida, generosa con el equipo, que acepta el rol que tiene, que intenta ayudar, ya sea en la pista, en el banquillo o en la grada. Y como jugadora es fuerte, rápida y con muy buenos recursos. Es mi extremo favorita. Si tuviese que hacer un equipo de balonmano, la ficharía sin duda”, asegura la jugadora del Elda.
Unos halagos que desde tierras navarras también tienen su correspondencia. Y es que para Natalia, su melliza es “muy inteligente como jugadora. Tiene una visión de juego excepcional. En defensa es muy correcta, tiene mucha fuerza y sabe leer muy bien las acciones del rival. A mí me da respeto enfrentarme a ella, más allá de que sea mi hermana. Es muy buena jugadora y muy disciplinada. Respetuosa, además de generosa, y muy buena compañera. Fuera de la pista es entrañable, la amiga y colega que querrías tener en tu grupo. Yo tengo la suerte de decir que es mi hermana. Que esta tía, que es una crack, es mi hermana. La quiero muchísimo”.
Mañana se verá cuál de las dos sale victoriosa de este enfrentamiento copero. Si Natalia se trae el triunfo a Villava-Atarrabia o es Lorena quien continúa el sueño copero con el Elda Prestigio. Lo que está claro es que, pase lo que pase, una Montilla ganará. Y que por encima del balonmano, un deporte al que ambas reconocen deber tanto, habrá dos hermanas genuinas dando guerra por las pistas y demostrando que el cariño y que los lazos que las unen están por encima de todo lo demás.