En apenas media hora el pesquero Vilaboa Uno, con diez tripulantes a bordo, pasó de tener una fuga de agua a quedar bajo las aguas del Cantábrico frente a Santander, sin que los dos barcos que acudieron en su auxilio pudieran hacer nada para evitar una nueva desgracia marítima que deja dos pescadores muertos y otro desaparecido. El patrón del Siempre Nécora, Pedro Antonio Fernández, cuyo barco fue de los primeros en acudir al rescate, declaró, consternado, que “he podido salvar a seis y me quedo con eso”. Fernández, cuyo barco iba de Colindres a San Vicente de la Barquera a pescar verdel, cambió el rumbo en cuanto recibió aviso, y en media hora ya estaba en el lugar del naufragio, y aunque no pudo ver el pesquero, solo “los pertrechos”, rescató a siete personas, una de ellas fallecida.
“Lo normal es asistir, es nuestra obligación”, subrayó el patrón, al tiempo que se preguntó qué hubiera sucedido en caso contrario. “Si no llego a llegar yo antes ¿qué hubiese pasado? Porque había dos muertos, pues a saber qué hubiese pasado. Yo por lo menos he podido salvar a seis y me quedo con eso”, subrayó. El patrón del Siempre Nécora explicó que recibió el aviso a la altura de la isla de Mouro, puso rumbo norte, “y en media hora hemos dado con la gente”. “Estaban en el agua y hemos rescatado un fallecido y seis vivos”.
Sin viento ni oleaje
Buenas condiciones. “Nadie se explica lo que ha podido ocurrir”, dijo el consejero cántabro de Pesca, Guillermo Blanco, incidiendo en que las condiciones del mar era buenas. En la Cofradía de Pescadores de Santander tampoco entienden qué ha podido ocurrir, y aseguran que el buque no estaba faenando y el mar estaba en calma esa madrugada.
Todos los medios. El Gobierno “tiene activos todos los medios” necesarios para recuperar al pescador que falta del ‘Vilaboa Uno’, un buque de 32 metros de eslora, que el domingo volvió a puerto con caballa o verdel y cuya tripulación estaba compuesta por diez pescadores procedentes de España, Ghana, Perú y Senegal.
Sin explicaciones
Fernández no sabe qué ha podido pasar para que se hundiera el pesquero, que no han llegado a ver. “Ni me le ha marcado el radar ni nada. Lo único que hemos visto son pertrechos del barco”, explicó, añadiendo que “tenía mucha amistad” con el patrón, pero “no hace falta ser amigo para rescatar una vida”.
Por su parte, el marinero Antonio Peque, indicó que la tripulación estaba durmiendo cuando recibió el aviso de auxilio y al llegar al lugar han visto “lucecillas y a la gente pidiendo ayuda”. “Los hemos metido (en el barco) casi todos a la vez, a dos con la grúa porque no podíamos con ellos. Nosotros, por el costado, que no soltaban al fallecido; no lo soltaban, yo creo que ya estaba fallecido”, relató.
Al otro tripulante muerto, que estaba alejado del lugar, lo rescató la lancha de los prácticos de Santander. Peque no sabe cuál ha podido ser la causa del naufragio pero ha descartado la mala mar. “Hoy esta bueno, la mar está echada”, afirmó el tripulante.
También Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, confirmó lo extraño del suceso. “Es algo inexplicable”. Explicó que ha tenido ocasión de hablar con el armador del Vilaboa Uno, y que le confirmó la “rapidez” con la que se ha producido el siniestro.
“Algo ha fallado en el barco o alguna persona que no ha estado atenta a la entrada de agua y el barco se ha ido a pique muy pronto”, lamentó el presidente de Cantabria, que ha sido el primero en anunciar la tragedia a través de sus redes sociales. Confirmó además, el buen estado de la mar la pasada madrugada. “No se ha dado ninguna de las circunstancias que normalmente originan estos hechos”, aseguró Revilla.
‘Fali’, uno de los fallecidos a falta de tres meses para jubilarse
Los muelles del Barrio Pesquero de Santander, que servían de atraque para este pesquero, y que el domingo mismo descargó verdel para volver a faenar por la noche, eran ayer un puñado de lágrimas y nervios. En la mente de los vecinos resonaba, en especial, uno de los fallecidos, Francisco Faliato, Fali, un “trabajador del mar de toda la vida”. Un hombre, según explican sus conocidos, “al servicio del barco y de su empresa” que “casi siempre está en la mar”. Conocido en la zona, donde todos son “una familia”, apuraba su última temporada de pesca. Y aunque no conocían directamente al resto de tripulantes ni al marinero ghanés fallecido, porque no eran de la zona, lamentan y lloran la tragedia.