Son muchos los niños y niñas que viven una realidad injusta y desoladora a causa de la guerra en el Sáhara occidental. Miles de saharauis se vieron obligados a huir del conflicto, abandonando sus hogares, con la única opción de acudir a campamentos de refugiados donde las condiciones de vida son devastadoras.
“Los niños saharauis vienen a Navarra dos meses para escapar de las condiciones en las que viven allí, y es nuestro deber ayudar”. Así se expresó ayer Unai Hualde, presidente del Parlamento navarro, en el acto de bienvenida a las familias de acogida de niños saharauis. “Con este acto queremos recordar que la situación que se vive en el Sáhara es injusta y queremos mostrar todo nuestro apoyo”, remarcó. Además, en su saludo a las familias congregadas, Hualde elogió la actitud y la respuesta de las familias de acogida, que acogen en sus casas a los niños “que escapan del calor del desierto y de las condiciones que tienen en los campos, a las que este año se añade el dramatismo de una situación de vulneración de derechos”. De la misma manera, Hualde subrayó el “amplísimo apoyo y sentimiento de solidaridad de la gran mayoría de la sociedad navarra y también de este Parlamento a favor del pueblo saharaui”, que “no comparte las decisiones del Gobierno de España ante la injusta situación que se está viviendo en el Sáhara”.
Isabel Aranburu, presidenta del Intergrupo Parlamentario Paz y Libertad en el Sáhara, enunciaba que “este encuentro se produce después de dos años, por lo que la alegría es aún mayor”. La pandemia impedía que el programa pudiese llevarse a cabo, pero “finalmente aquí estamos, más emocionados que nunca”. Dirigiéndose a los niños, Aranburu afirmó que “esta es vuestra casa, y queremos que este verano de 2022 sea inmejorable”.
La ocupación por las fuerzas marroquíes ha obligado a que los niños y niñas saharauis hayan tenido que marcharse de sus casas y separarse de sus familias, dejando toda su vida atrás, pero “los saharauis sabemos muy bien lo que queremos: la libertad”, afirmó Lehbib Breika, delegado de la República Árabe Saharahui Democrática en Navarra. Mostrando su enorme agradecimiento, continuó diciendo “tenemos muchos amigos en el mundo y Navarra es uno de ellos. Siempre nos ha dado su apoyo y su solidaridad”, y por eso “estaremos eternamente agradecidos”.
Además, Breika quiso recordar que “los saharauis llevan más de 47 años luchando y consistiendo todo tipo de sacrificios por su libertad. Han vertido mucha sangre por ella y siguen vertiéndola”. Con tristeza, continuó alegando que “nadie está legitimado a decidir por ellos, ni pueden saber más que ellos lo que quieren para sí mismos”. Destacando el apoyo de Navarra, aseguró que “la ayuda ha permitido resistir y mantener la moral alta al pueblo saharaui”.
Para finalizar, se mostró esperanzado, pues “también hemos conocido situaciones complejas en el pasado”, y afirmaba con confianza que “a pesar de que estamos viviendo momentos muy difíciles, lo superaremos con el apoyo de todos”, porque “nunca es más oscuro que justo antes de amanecer”.
“Es una experiencia increíble, te cambia la manera de ver las cosas”
“Es una experiencia increíble, te cambia la manera de ver las cosas”, aseguró Mikel Sarríes, padre de acogida. Su pareja estuvo en un campamento de refugiados y, al conocer la realidad desoladora que se vive allí, ambos decidieron acoger durante este verano a un niño saharaui. Sarríes mencionó que “hay cosas en la vida que son increíbles, y su sonrisa es una de ellas”.
“Yo ya sabía lo que estaba pasando allí y quería ayudar”, comentaba Berta Venta. Este verano, Berta no trabajaba, y eso fue algo clave para tomar la decisión de acoger a Fatma, una niña saharaui de 8 años de edad. “Tengo una amiga que también acogió a un niño, y eso también me motivó a hacerlo”, continuó Berta Venta. “Lo volvería a hacer mil veces más y animo a la gente a que también lo haga”, añadió. La emoción y la alegría que se siente al formar parte de este programa de acogida es “indescriptible”, aunque “la comunicación es algo que cuesta, a veces no nos entendemos, yo no comprendo su idioma ni ella el mío”, afirmaba, pero “con cariño y con paciencia se consigue. Además, es una niña muy buena”.
Ibai Berrogi y Ainara Esáin, padres de acogida, coinciden en que “esta es una experiencia brutal”. A pesar de que al principio tenían dudas, decidieron “lanzarse a la aventura” y colaborar con la causa porque “siempre se puede ayudar, aunque sea un poco”. El consejo que esta pareja navarra desea transmitir al mundo es que “a cualquiera que se lo esté pensando le animamos a que lo haga. Es algo que le va a cambiar la vida”, ya que “de verdad, hay muchos niños que necesitan nuestra ayuda”.
En definitiva, Navarra es una comunidad solidaria. Así lo demostraron ayer las familias de acogida que acudieron al Parlamento navarro de la mano de niños saharauis que, con una sonrisa, se mostraban muy agradecidos por haber encontrado en la Comunidad Foral cariño y un hogar en el que poder disfrutar de este verano.