El Gobierno de Navarra invertirá a lo largo de este año en obra pública y activos productivos o tangibles (equipos, propiedades o materias primas) 222,9 millones, un 31% más que en 2021. Los fondos europeos tiran de las inversiones reales, el capítulo del presupuesto que más se ha visto afectado por los recortes de gasto de la última década, y que todavía hoy sigue sin recuperar los niveles previos a la crisis financiera.
Ante la necesidad de ajustar gasto y cuadrar el presupuesto en los márgenes de déficit impuestos por el Estado, Navarra optó por reducir al máximo posible el gasto en inversiones atendiendo capítulos obligatorios (personal) o imprescindibles (ayudas sociales) hasta acumular un recorte de 75% entre 2009 y 2016. De los 341 millones que se llegaron a gastar en obra pública justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria se pasó a los 84,8 millones en poco más de un lustro. La inversión pasó de suponer así el 7,8% del total del presupuesto a poco más de 2%.
La tendencia se ha visto corregida desde 2017, aunque de forma pausada. Un repunte que está siendo más importante este año gracias a las ayudas europeas, que están permitiendo destinar fondos adicionales a la construcción de edificios públicos fundamentalmente. Las inversiones reales suponen ya el 4,23%, proporción que no se alcanzaba desde los recortes de hace ya una década.
Lejos quedan en cualquier caso los años del Plan Navarra 2012, el proyecto de inversiones, algunas excesivas en cuanto a volumen presupuestario, con el que el Ejecutivo de UPN quiso hacer frente a los primeros años de la crisis financiera (2008-2012). El plan multiplicó el gasto público en sus primeros años, pero acabó lastrando al conjunto del presupuesto y disparando la deuda pública. De esta forma, la tendencia creciente de los años 2006 (199,8 millones), 2007 (283,6 millones) y 2008 (308,9 millones), tocó techo en 2009, cuando la inversión en obra pública alcanzó los 341 millones.
Sin embargo, limitada su capacidad de inversión y para no afectar a otras partidas más sensibles del presupuesto, el Gobierno de UPN optó por limitar progresivamente las inversiones con recortes consecutivos del 19%, 29%, 26%, 12% y 24% en los cinco años siguientes. Reduciendo las inversiones reales hasta los 91,8 millones de 2015.
Esta tendencia ha tardado en corregirse. Tras el cambio de 2015 el Gobierno optó por priorizar el gasto social en sus primeros presupuestos. Las inversiones reales no obstante se duplicaron en 2018, en coherencia ya con un aumento del resto de capítulos del presupuesto, que han crecido en los últimos años hasta alcanzar los 5.000 millones.
Obras en el aire
En cualquier caso, no todas las inversiones previstas para este año se van a poder cumplir. El alza de los precios está dilatando la construcción de algunas obras públicas. Es el caso del edifico de la Facultad de Medicina de la UPNA, que tiene un presupuesto cercano a los 35 millones de los que se preveían invertir 11 en 2022. La licitación sin embargo quedó desierta por lo que el Gobierno ha tenido que convocar de nuevo el proceso con un incremento de 3 millones. En similar situación se encuentran algunas otras inversiones previstas que, o bien no han comenzado o van a un ritmo menor del estimado. No obstante, la llegada de fondos europeos y la obligación de ejecutarlos en el plazo previsto (antes de 2026) hace prever un incremento del gasto en obra públicas durante los próximos años.