La metodología de la competición de esta Semana del Pincho de Navarra consiste en que cada establecimiento pone al servicio del comensal sus mejores pintxos primero, para la evaluación así mismo de un distinguido panel de jueces anónimos, que realizan la elección que pasa después a la semifinal, de los cuales después irán ocho a la gran final.
Entre los evaluadores se encontraban nombres destacados en la escena gastronómica como Alex Múgica, del Restaurante El Colegio, de Pamplona; Teo Rodríguez, del Restaurante Trato, de Valladolid; Gonzalo Busco, del Restaurante Estebenea, de Irun; Josune Menéndez, del Restaurante Erkiaga, de Vitoria; y Beatriz Pascual, del Restaurante Almazén, de Salinas de Añana.
Los criterios a la hora de la valoración incluyen la calidad del producto, presentación y estética, innovación técnica y la temperatura, entre otros.
El palmarés
Medalla de Oro
Este prestigioso galardón fue otorgado a Ayres del Soto, de Pamplona, en reconocimiento a su pincho Piketa. Basado en un homenaje a los cazadores navarros, este pincho presentaba una combinación de txuleta, piquillos y lechuga, rellenos con un guiso de chuleta, steak tartar, gel de piquillos y una grasa fundida y ahumada, desatando una explosión de sabores en cada bocado.
Medalla del Plata
Fue para Akari Gastroteka de Pamplona, cuya creación, el Txerri Bitxia, presentaba un pan bao relleno de carne porcina del Pío negro de Lekunberri, complementado con aroma de lima, encurtidos y un toque de caviar de Yesa, ofreciendo la experiencia en un solo bocado.
Medalla de Bronce
Este premio honró a Baserriberri, de Pamplona, por su creación única: La anguila bombardeó al pollo hasta dejarse la piel! Es-pa-cial-mente Free palestine!!! Este pincho fusionaba la pepitoria de pollo con sabores asiáticos como jengibre, cebolleta china y anguila ahumada, y estaba presentado de manera creativa en una forma que evocaba un ovni, con colores representativos de la bandera de Palestina.
Otros participantes:
El Merca’o. Su pincho El Pringa’o estaba inspirado en los cocidos andaluces, y consistía en un pincho tradicional que se degustaba en dos bocados y que llevaba carnes de cocido picadas, tras pasar por un molde, frito con un punto de los garbanzos en forma de hummus.
Bar Ulzama. Malas lenguas era un blini realizado con algarroba, haciendo de soporte con una lengua de cerdo, manzana reineta, emulsión de chorizo y encurtidos con el objetivo de extraer el umami.
El Bosquecillo. Su propuesta fue el pincho Etéreo Mecato, una opción completamente vegetal hecha con productos de la huerta de Navarra, que logró una mención especial.
La Huerta De Chicha. Sorprendió con su creación Meraki, una oda a los sabores argentinos, maridado con tequila en spray.
Olio Pizza Bar. Deleitó con su Ipurmami, un sándwich que fusionaba sabores de oriente y occidente en cada bocado.