Itziar Fagoaga, dueña de la zapatería Oinatz de Bera, intentaba ponerle una sonrisa a un “día complicado”. Parte de la mercancía de su comercio había salido flotando de madrugada. “El agua ha roto los dos escaparates y zapatos y maletas han salido flotando”, explica.
Itziar fue consciente del desbordamiento de la regata Zia de madrugada e inmediatamente se desplazó a su negocio. “Había entre 30 y 35 centímetros de agua. Las estanterías estaban tiradas y la regata ha hecho como una ola”, comenta.
A pocos metros, Jaione Goia limpia su peluquería Xirgil del barro y el agua con ayuda de familia y amigos. “No tenemos grandes daños materiales, pero sí nos va a tocar estar limpiando todo el sábado”, afirma.