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Sociedad

Los abrazos regresan a la vuelta al cole entre los nervios y la ilusión por la novedad

Los abrazos regresan a la vuelta al cole entre los nervios y la ilusión por la novedad
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En casa de Susana el despertador ha tocado antes de lo habitual. De hecho, los nervios por el primer día de clase han hecho que Nahia (5 años) salte de la cama con su carita soñolienta pidiendo el desayuno. Esta escena, en sus múltiples variantes, se ha repetido en miles de hogares de la geografía vasca. Mientras muchos aitas y amas ponen a prueba paciencia, persuasión y logística en el intento por salir de casa puntuales, varias profesoras de la Ikastola Abusu (Bilbao) visten con globos y banderitas multicolores el puente que salva la ría para unir el barrio de La Peña con el centro educativo. Son cerca de las 08.15 horas y, sin embargo, hay cháchara y alegría entre las educadoras que empiezan su segundo curso covid.

Aunque la pandemia sigue ahí –final de la quinta ola, ¿camino a la sexta?– el covid-19 apenas ocupa las conversaciones de las familias que poco a poco se van acercando a la puerta de la ikastola, presidida por un cartel en el que se puede leer un gran Ongi Etorri. La situación sanitaria no ocupa, pero continúa preocupando a toda la comunidad educativa de este centro, que espera que 2021-2022 sea el curso de "transición" hacia la normalidad.

Los alumnos de la Ikastola Abusu vuelven a clase. Fotos: Oskar M. Bernal

"El curso se presenta con bastante menos incertidumbre que el año pasado", afirma Zunbeltz Fullaondo, director de la Ikastola Abusu, que este año acogerá la fiesta de las ikastolas de Bizkaia (Ibilaldia). "Venimos –dice Fullaondo– de no saber cómo se iba a desarrollar el curso, si iba a ser presencial o nos íbamos a ir a casa de la misma. Este curso, en cambio, tenemos la tranquilidad mental de cómo responde la ikastola, sabemos que va a ser un curso presencial y esperamos que sea una transición, no sabemos si hacia la normalidad que tuvimos antes de marzo de 2020, pero por lo menos hacia nuestro proyecto educativo de prepandemia".

ENERGÍAS RENOVADAS

Comparando el ambiente con el del año pasado, donde la incertidumbre se podía mascar a ambos lados de la verja de la ikastola, este año hay una energía diferente. Se nota más optimismo. "Creo que la gente está más tranquila, con ilusión y con ganas de empezar", afirma el director de Abusu. Se nota que tanto docentes como las familias confían en los protocolos y tienen la certeza de que los colegios son espacios seguros.

En caso de que se produzca algún contagio, "el entrenamiento del año pasado facilitará que mientras esté en casa siga el curso. Y respecto a la exención de guardar cuarentena entre el alumnado inmunizado de más de 12 años, tengo que decir que nos hemos enterado por la prensa. Pero bueno, esta decisión mejorará la gestión de la clase". Según este joven director, la pandemia "fue un golpe muy duro para todo el equipo docente y para las familias ya que supuso retroceder unos años en la metodología pedagógica que elaboramos entre todos y todas".

Este año el protocolo "nos dará un poco más de margen de retomar nuestro modelo pedagógico. De todas formas, el año pasado no fue un año en blanco, no fue solo pandemia y llevar el día a día de la mejor manera posible, ya que profundizamos aún más en las competencias y en la relación de los ciclos gracias al gran esfuerzo realizado por los y las profesoras fuera del horario lectivo". Por tanto, este año "partimos de una situación mejor hacia donde queremos avanzar", asegura Fullaondo.

SALUD EMOCIONAL

Aloña Alberdi es responsable del departamento de Orientación Académica de la ikastola y pedagoga terapéutica con los niños y niñas que tienen dificultades en las aulas de 4º, 5º y 6º de Primaria. Según afirma, las restricciones sanitarias impuestas para evitar los contagios han pasado cierta factura emocional. En este sentido explica que " las mascarillas han cambiado mucho la comunicación entre el profesorado y el alumnado y entre ellos mismos. La distancia social y el aislamiento de los grupos y las clases también impidió la relación de estudiantes de distintas edades. Esta situación ha cargado a los profesores de un mayor cansancio emocional, de apatía, pero ahora vemos un poco más cerca el principio del final del túnel".

En la misma línea se expresa el director del centro. "En general –apunta– los alumnas y las alumnas han respondido muy bien y les hemos felicitado por ello, y también a sus familias. Pero es verdad que el uso de las mascarillas, la distancia interpersonal, no poder relacionarse con otros grupos no lo han llevado bien. En el día a día el curso pasado vimos no sólo carencias académicas, que era el gran miedo que teníamos, sino también emocionales. A medida que avanzaba el curso, observamos que las mochilas emocionales se iban cargando cada vez más, al punto de producirse comportamientos y formas de relacionarse entre ellos que años atrás no se habían dado".

Pero como siempre ocurre en el ámbito educativo, las dificultades –antes 100% académicas y ahora pandémicas también– se solventan a base de profesionalidad, ingenio y horas extra por parte de los equipos docentes. "La verdad es que el equipo de la ikastola siempre ha estado súper implicado en cómo hacer lo mejor para los y las alumnas, solo hay que ver la fiesta que se ha montado hoy para darles la bienvenida al primer día de clase", comenta Alberdi.

CONFIANZA DE LAS FAMILIAS

Ese esfuerzo no cae en saco roto a la luz de los mensajes de "confianza" y "tranquilidad" que las familias transmiten a las puertas de la ikastola. Es el caso de Aitziber, ama de Martine, alumna de Primaria. "Ambas llegamos con un poco de miedo, más que miedo, expectación. Pero venimos muy contentas porque la organización por parte de la ikastola es muy buena, la comunicación es constante, siempre se han mostrado dispuestos a resolver todas nuestras dudas e incertidumbres. Y en ese sentido, creo que las familias nos sentimos muy acompañadas y los críos también. A ver, a ver, cómo va el día", afirma Aitziber.

A pocos metros Ruth saca una foto al grupo de amigas de Uxue que, se intuye, posan risueñas bajo las mascarillas frente al cartel de bienvenida. "Lo llevamos con mucha ilusión y muchas ganas de que todo vuelva a empezar y de que todo vuelva a la normalidad porque, al final, los niños se angustian con esto del covid", comenta Ruth. Desde el punto de vista de esta ama "normalizar la situación y seguir ciertas pautas les va a ayudar porque a veces se descontrolan. Volver a la marcarilla después de todo un verano sin ella les cuesta un poquito, pero son muy responsables, más que los mayores", puntualiza.

REENCUENTRO CON LOS COMPAÑEROS

A sus 7 años, Uxue está "feliz" de volver a clase. "Tengo ganas de ver a mis amigas y creo que el primer día va a ser guay porque llevo más de tres meses sin verlas". Aunque no lo sabe con certeza, Uxue cree que se lo va "a pasar bien porque además voy a conocer a nueva gente. No estoy nada nerviosa, solo un poco por saber cómo es el nuevo profesor. El tema de la mascarilla no me preocupa, solo para el comedor aunque ya el año pasado aprendí cómo van las cosas, así que ya lo sé. Pero por lo demás estoy bien y con muchas ganas de empezar".

Sacarle una declaración chula a cualquier criatura de 5 años es siempre muy difícil, así que habrá conformarse con las tímidas palabras de Nahia (2º de Primaria) como toda una declaración de intenciones: "Estoy bien, tengo ganas de ver a mis nuevos compañeros y a mi andereño Eider, que es muy maja". De este modo, Nahia se aleja, con su minimascarilla rosa de ositos, camino hacia un nuevo curso. Un nuevo curso que seguro será una aventura para ella y un reto para el sistema educativo vasco.

2021-09-09T11:11:11+02:00
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