Hay partidos en los que el cómo importa bastante más que el resultado final y otros en los que el marcador puede con todo. El enfrentamiento entre el Athletic y el Getafe en el regreso de la competición tras el parón por las fechas FIFA tenía mucho de lo segundo y bastante poco de lo primero. El objetivo se encargaron de fijarlo en los días previos Iker Muniain y Ernesto Valverde, que vinieron a decir que lo más importante de cara a lo que está por venir, nada más y nada menos que la vuelta de las semifinales de Copa frente a Osasuna de este próximo martes, era ganar al conjunto azulón. Se apoyaron en dos premisas. Por un lado, la clasificación liguera unida a las aspiraciones europeas; por otro, una cuestión anímica. Pero como quiera que el marcador final fue el mismo con el que arrancó el partido, se podría asegurar que el Athletic se quedó a medias. Ni lo uno ni lo otro. Ni blanco ni negro. Gris. Al menos, Osasuna tampoco pasó del empate a cero en su partido del viernes ante el Mallorca, por lo que en el aspecto emocional todos llegarán igualados.
No pudo el equipo bilbaino llenarse de energía positiva logrando un triunfo con el que dar continuidad al logrado antes del parón frente al Valladolid. Fue superior a su rival, no cabe duda de ello, pues durante muchos minutos le tuvo encerrado en las inmediaciones de su área, pero el Athletic se estrelló una y otra vez, casi siempre además de la misma manera, con centros de una pésima calidad, contra la poblada defensa del Getafe. Se podría decir que los leones pusieron mucho de su parte para no marcar, pues resulta difícil imaginar un encuentro en el que un equipo pise el área de su rival en tantas ocasiones y que ello se traduzca en rematar únicamente tres veces entre los tres palos, siendo dos de ellas en la misma jugada.
Por buscarle el lado positivo a esta cuestión, parece poco probable que si ante Osasuna el Athletic es capaz de llegar al área rival en un número tan elevado como lo hizo este sábado contra el Getafe, no logre marcar al menos un gol. Que suceda en un partido, algo que ya ha pasado este curso, no solo este sábado, es posible; en dos, parece difícil de creer. Para ello, acertar en la toma de decisiones se antojará vital.
Por otro lado, dejando a un lado la cuestión anímica, el empate ante el conjunto azulón podría suponer un importante freno a las aspiraciones europeas del Athletic. Por lo pronto, el punto sumado este sábado le deja a cuatro del Villarreal, que es sexto, y a ocho del Betis, quinto. Pero como quiera que ambos equipos juegan a lo largo del día de hoy –el Villarreal recibe a la Real Sociedad y el Betis visita al Atlético de Madrid–, el equipo bilbaino podría quedarse a siete y once puntos, respectivamente, de los puestos europeos. Una distancia que parece difícil de salvar cuando por delante quedan únicamente once jornadas de liga. En el mejor de los casos, claro está, el Athletic se quedará a los mismos cuatro y ocho puntos de distancia que le separan antes de la conclusión de la vigésimo séptima jornada.
Rotaciones
La última lectura que se extrae de las decisiones que rodearon al encuentro ante el Getafe es que por mucho que Valverde asegurara en la previa que la alineación contra el conjunto azulón no estaría condicionada por la cita frente a Osasuna, lo cierto es que sí lo estuvo. De lo contrario, resulta difícil de entender que hiciera cuatro cambios con respecto al equipo que se impuso al Valladolid y que de inicio no figurara en el once el máximo realizador del equipo, un Oihan Sancet al que Jon Uriarte ha convertido en el futbolista franquicia del equipo tras firmarle un contrato anunciado sobre el mismo verde de San Mamés y con una duración histórica, hasta 2032. Rotó Valverde, pues tampoco jugó Iñigo Martínez, y el Athletic se quedó a medias en sus aspiraciones. Ni blanco ni negro, gris.