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'Ni cultureta, ni cuentacuentos, solo guía turístico profesional', por Carme Lázaro Mendizabal

Turistas en Donostia
Turistas en Donostia

Sin perder de vista el marco legal de la Ley 13/2016 del 28 de julio de la Comunidad Autónoma del País Vasco y su artículo 64, esta reflexión se dirige a quienes en estos últimos tiempos se cuestionan la "libre interpretación" distorsionada por parte de algunos guías, generando una inquietud ciudadana que se inserta en una problemática más amplia que la simple falta de profesionalidad y debe ser abordada por las autoridades competentes con una visión que abarca desde el corto al largo plazo, con el fin de honrar y darle el justo valora nuestro destino y sus atractivos turísticos tangibles e intangibles, y a todos aquellos, que de alguna forma, forman parte de la cadena de valor del turismo. Sólo quien ignora su peso limita esta inquietud a ese sentimiento de embeleso casi metafísico con su ciudad que se achaca al ciudadano donostiarra.

Ser guía de turistas no es ser catedrático de una materia, pero sí conocer toda una metodología y unos procedimientos, cuya carencia en cualquier otra profesión resultaría inadmisible e inhabilitaría el ejercicio laboral. Solo se trata de defender lo que cualquier capacitación profesional hace con su o sus disciplinas. Y digo disciplinas porque para tener un discurso con contenido no ya fiable, sino coherente con información documentada y contrastada, con un desarrollo lineal y adaptado a los perfiles de los receptores o visitantes, con bidireccionalidad, con capacidad de respuesta a preguntas y con el requerido nivel de perfiles lingüísticos y a menudo especializado en temáticas, es imprescindible un bagaje que ni está, ni se le espera, a excepción de quienes llevan años en esto y generalmente no atienden grupos masivos con un discurso efectista y somero y su labor es tan organizada y documentada, como profesionalmente impecable.

Hablamos de profesionales que pueden atender a cualquier público, sin prepotencia ante quien desconoce y tampoco se humillan ante quien es especialista en la materia porque impera la naturalidad y el conocimiento modulado. Se trabaja con y para personas que no son esquemáticas, admitiendo que desde que llegan van a ser exigencia de excelencia y de un rigor, y que le hagan amena la experiencia de un destino con tan amplio bagaje multidisciplinar, donde inclusive sugerir o invitar a soñar sobre acontecimientos es válido, como sucede con las leyendas urbanas, donde tanto el guía como el turista llegan a una interpretación libre, porque también viajar es soñar...

El guía perfecto no es quien no comete errores, sino quien sabe enmendarlos, llevar una adecuada gestión de grupo en base a sus dotes de relaciones públicas con los diversos perfiles, lidiando con momentos de tensión con más calidad en el servicio y por tanto más esfuerzo. La relación humana con su contacto visual y su entonación no se puede sustituir y la innovación no pasa por introducir más recursos tecnológicos porque a pesar del aluvión de información que tenemos en la red al teclear un destino y sus atractivos, solo ampliarán sus conocimientos a quienes tengan un conocimiento inicial previo.

 

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Sabido es que estamos en un territorio fronterizo, de orografía única, con un condicionamiento geográfico que ha pesado y pesa, dónde costa e interior han interaccionado como en pocos sitios, donde la cosmovisión de nuestros antepasados siguen presente sin caer en explicaciones de plataforma televisiva, dónde el comportamiento de los propietarios se aleja del peninsular y se acerca más al del anglosajón y por supuesto que con conocimiento de la Corona, donde explicar el porqué de nuestro empeño por preservar con futuro nuestra lengua minorizada, donde resulta que hay una ciudad de marcado carácter centroeuropeo pero al sur de los Pirineos, donde el cultivo de los productos de América fue una revolución y sobre todo donde esa gastronomía, que forma parte de nuestro patrimonio cultural, no ha llegado a las cotas de desarrollo reconocidas en todo el mundo sin explicar la idiosincrasia de quienes nos precedieron. Y este es el punto clave de nuestro destino, saber explicarnos. Saber explicarnos para que en el subconsciente de cualquier turista global se ubique posicionando nuestro territorio como un destino de excelencia y distinción. Somos un patrimonio socio cultural tangible e intangible que, sin conocimiento documentado, estructurado y adaptado a quien lo reciba, sea cual sea su nivel cultural o conocimiento previo sobre nosotros, no podrá ser profesionalmente transmitido y menos atractivo para que todos nuestros museos y lugares de interés tengan los flujos de visitantes que se merecen, no solo en la costa, sino también en ese interior tan interconectado en tiempo reducido y que nunca deja de sorprender y agradar a quien lo visita.

No se puede transitar por templos católicos con turistas de otras religiones desconociendo iconografía o significados esotéricos, ni identificar la austeridad de nuestro gótico costero con la pobreza de su feligresía. No se puede hablar del desarrollo de la bahía sin mencionar nuestro perfil costero. No se puede obviar la impronta gascona. No se puede decir que nuestras antepasadas del negocio marítimo o aquellas peleonas de antes del 36 de Tabacalera eran feministas porque trabajaban fuera del ámbito doméstico. No se puede entender la cultura del pintxo sin pasar por la palabra banderilla y menos por ese heredado sibaritismo donostiarra de mimar el bocado. No se puede reducir un hotel de arquitectura singular a reducto de élites o de resistencia de una guerra y menos al Festival. No se puede entender el desarrollo de nuestra navegación o la carpintería de ribera sin mencionar las condiciones de nuestro mar y menos su peso comercial hanseático y más tarde americano. No se puede entender a Balenciaga sin su infancia en Getaria, ni entender la obra de Baroja sin su amor por la ciudad marítima y menos turística que tanto echaba de menos. No se puede pasar por alto el racionalismo de renombre mundial del Náutico. No se puede explicar, y mucho menos entender la necesaria conservación de una arqueología industrial, sin explicar que el modelo económico nuestro poco tiene que ver con el cercano vizcaíno de grandes capitales... No se puede entregar un dossier sintetizando todo esto a una persona necesitada de un empleo para que lo memorice y repita a un turista sin más exigencia y sin pedirle que también esté a la altura del lugar que visita, a no ser que se pueda perder el emolumento final como único ingreso de un trabajo precarizado.

La carencia de motivación sin lidiar baches han sido una constante en ese turismo de sol y playa con el que no nos identificamos para nuestro territorio porque sabemos que se puede concebir un modelo que no supere la capacidad de carga turística, con sostenibilidad y que no responde sólo a parámetros econométricos de estadística sobre temporalidad laboral. Brindar al turista esa excelencia, que no lujo, que le trae a nosotros, pasa por una capacitación continua, certificación, adaptarse a tendencias y herramientas tecnológicas, profesionalizar y dignificar un eslabón clave de la industria, y no a igualar por lo bajo, de forma zafia, mezquina e impactando de forma negativa, en nuestra promoción y posicionamiento.

Existe un modelo turístico que se puede ejercer y que puede aportar riqueza si pasa por sinergias, circulando por diferentes sectores, además de ser la mejor publicidad de una identidad. Pero será difícil sin la formación titulada y homologada en contenidos, idiomas y metodología de trabajo y continuaremos en este bucle de carencias atendidas con precariedad laboral y escándalo general porque ya sabemos que hubo un dictador que nos visitaba cada verano, pero no era Hitler, aunque Himmler si se dio un paseo por nuestras calles pero eso es otra historia.

Promotora turística

2022-05-21T06:37:02+02:00
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