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Ni el motor ni los frenos: ¿cuál es la avería más frecuente después de las vacaciones?

Realizar un mantenimiento preventivo adecuado y estar atentos a los signos de desgaste pueden marcar la diferencia entre un viaje sin contratiempos y una avería inesperada
Ni el motor ni los frenos: ¿cuál es la avería más frecuente tras las vacaciones? / Freepik

Con la llegada del otoño, muchos conductores comienzan a notar los estragos que el intenso verano ha dejado en sus vehículos. Aunque se podría pensar que componentes como el motor o la caja de cambios son los más afectados, la realidad es otra.

Después de los meses más calurosos del año, la batería se erige como la principal víctima del calor y del uso intensivo del automóvil, convirtiéndose en la avería más común cuando las temperaturas comienzan a descender. Este artículo explora cómo el verano puede afectar a la batería del coche y ofrece recomendaciones para prevenir problemas en este componente vital, así como otras averías frecuentes que pueden surgir después del verano.

El desgaste de la batería: una amenaza silenciosa

Durante el verano, los desplazamientos en automóvil aumentan considerablemente. Las largas distancias hacia destinos vacacionales, sumadas al calor, generan un desgaste notable en el vehículo. Uno de los componentes que más sufre con las altas temperaturas es la batería. Aunque muchas veces se pasa por alto, el calor extremo afecta directamente su rendimiento, acelerando su deterioro.

Las altas temperaturas provocan que la batería se descargue más rápido de lo habitual. Esto sucede porque el calor aumenta la velocidad de las reacciones químicas en su interior, lo que genera una mayor evaporación del ácido, indispensable para su funcionamiento. Además, si el vehículo se estaciona durante largas horas bajo el sol, la temperatura en el compartimiento del motor puede aumentar significativamente, contribuyendo a que la batería se sobrecaliente y se desgaste prematuramente.

Aunque estos problemas comienzan a gestarse durante el verano, es en otoño cuando las consecuencias se hacen más evidentes. Con la llegada de temperaturas más bajas, la batería, ya debilitada, puede fallar repentinamente. El esfuerzo adicional que debe realizar para arrancar el motor en frío, combinado con el desgaste acumulado, hace que el riesgo de avería sea mucho mayor. Por esta razón, es crucial prestar atención al estado de la batería al finalizar el verano, especialmente si el vehículo ha sido sometido a un uso intensivo.

Batería Pixabay

Otras averías frecuentes después del verano

Además de la batería, existen otros componentes del vehículo que pueden presentar problemas tras los meses de calor. Uno de ellos es el sistema de frenos. El aumento de la temperatura y el uso intensivo del vehículo durante las vacaciones pueden causar un desgaste significativo en las pastillas de freno y los discos. Este desgaste se traduce en una reducción de la eficacia del sistema de frenado, lo que puede comprometer la seguridad del conductor y de los pasajeros.

El sistema de refrigeración también puede verse afectado. Durante el verano, este sistema trabaja al máximo para mantener el motor a una temperatura adecuada, especialmente en condiciones de tráfico intenso o en desplazamientos largos. Si no se ha realizado un mantenimiento adecuado, como la revisión y cambio del líquido refrigerante, es posible que aparezcan fugas o que la eficiencia del sistema se vea comprometida.

Otro componente a tener en cuenta es el turbocompresor, que puede sufrir un desgaste excesivo debido a las altas temperaturas. El calor puede provocar la degradación del aceite que lubrica el turbo, lo que aumenta la fricción y el desgaste de las piezas internas. Un turbo en mal estado puede generar una pérdida de potencia en el motor y, en el peor de los casos, llevar a una avería costosa de reparar.

Hombre con guantes y llave inglesa para arreglar el coche Freepik

Recomendaciones para evitar problemas tras el verano

Para evitar quedar varado en la carretera debido a una avería inesperada, es recomendable realizar una revisión exhaustiva del vehículo al finalizar el verano. Este chequeo debe incluir una inspección detallada de la batería, el sistema de frenos, el sistema de refrigeración y el turbocompresor. Cambiar el aceite y revisar los niveles de los líquidos también es esencial para asegurar el buen funcionamiento del automóvil.

Además, estacionar el coche en un lugar fresco y a la sombra durante los meses de verano es una medida preventiva que puede alargar la vida útil de la batería. Si no es posible encontrar un lugar con sombra, es recomendable utilizar parasoles y ventilar el coche antes de comenzar a conducir para reducir la temperatura interna.

04/09/2024