Se ha convertido en uno de los nombres propios en el Athletic. Su irrupción este curso en el primer equipo ha sido brillante y ha sorprendido para bien a muchos que quizá se mostraban un tanto escépticos respecto a las prestaciones que pudiera ofrecer. Lo cierto es que Nico Williams (Iruñea, 12 de julio de 2002) ya no es solo un valor de futuro sino que es lo también de presente. El menor de la saga ha seducido a la parroquia rojiblanca y el jueves se podría convertir en león con todas las de la ley. Cumplir ese sueño en un partido grande, como lo es competir ante el Barça en un encuentro de Copa en el mismo San Mamés, no haría más que poner la guinda al que sería su nuevo estatus, ya que en caso de ejercer de titular o, en su defecto, participar en un mínimo de 45 minutos ascendería en su escalón profesional. Pasaría a tener ficha y sueldo de primer equipo, al mismo tiempo que su actual contrato se extendería hasta el 30 de junio de 2024 con una cláusula de rescisión que se elevaría a los 50 millones de euros.
Nico Williams ha aportado una plusvalía al colectivo de Marcelino, quien ya le hizo debutar la campaña pasada a sus 18 años de edad en partido de liga en La Catedral frente al Valladolid (2-2), en el que consumó su primera media hora en el Athletic, Repitió una jornada después, con el mismo minutaje, en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla (0-1, con gol de su hermano Iñaki), aunque no ha sido hasta el presente ejercicio cuando ha roto la puerta del primer equipo, en el que ha ido ganando un rol mayor con el paso de los encuentros. Le resta solo uno para cumplir los condicionantes mencionados en diez encuentros, independientemente de la competición que se trate, después de que en lo que va recorrido de temporada ha participado en 24 enfrentamientos, si bien solo lo ha hecho de inicio en siete de ellos, mientras que en otros dos lo ha hecho a vuelta de vestuarios, como sucediera el domingo en la finalísima de la Supercopa ante el Real Madrid.
El menor de los Williams, un futbolista con características diferentes a las de su hermano, recaló en Lezama en 2013, en edad alevín, procedente de Osasuna y, desde entonces, no ha hecho más que dar pasos de calidad hasta llegar al primer equipo, en el que se ha ganado un hueco por méritos propios. Ha tenido que esperar, con todo, hasta el estreno en Copa el día de Reyes en Mancha Real para firmar sus primeros goles, que los ejecutó por doble partida ante el modesto conjunto jienense y que dio el billete a los octavos del Athletic, con el que volvió a ver puerta en la semifinal de la Supercopa ante el Atlético de Madrid para consumar la remontada sobre los colchoneros.