Hace poco más de un año Nico Williams (Iruñea, 12-VII-2002) irrumpió en la élite del fútbol. Con el Athletic sumido en una crisis mental y de resultados consecuencia de sus dos derrotas en las finales de Copa ante la Real Sociedad y el Barcelona, Marcelino García Toral quiso premiar el buen hacer del canterano en las filas del Bilbao Athletic con un debut que muchas voces consideraron tardío. Sea como fuere, el menor de los Williams se estrenó con el primer equipo rojiblanco el 28 de abril de 2021 frente al Valladolid en San Mamés en la cita correspondiente a la trigésimo tercera jornada. Jugó media hora, como cinco días después contra el Sevilla en el Ramón Sánchez Pizjuán, antes de regresar al filial en busca de un ascenso a la Segunda División que nunca se dio.
Tras sus dos fugaces apariciones irrumpió con fuerza en pretemporada y se ganó un hueco en el primer equipo por méritos propios. A las puertas de que concluya su primera campaña en la élite, Nico se ha quedado a medias, frenado por una lesión cuando mejor rendimiento estaba ofreciendo, pero con la sensación de que hay en él futbolista para muchos años.
La siempre difícil adaptación a Primera División, los muchos focos puestos en su figura, seguramente por ser el hermano de Iñaki, con lo que ello implica, entre otras cosas las dichosas y no siempre agradables comparaciones, no parecieron hacer mella en el joven jugador, que se convirtió en una más que válida alternativa saliendo desde el banquillo en los primeros compromisos del curso. Hasta el punto de que se podría asegurar que mereció más presencia sobre el verde, por un lado por sus méritos, por otro, debido al pobre rendimiento que en inicio de la campaña ofreció un Alex Berenguer que ha estado a años luz del nivel que demostró en su primera temporada en el Athletic.
A pesar de ello, el que fuera jugador de Osasuna y Torino antes de recalar en Bilbao en el verano de 2020, fue titular en once de los quince primeros encuentros del curso, Nico Williams lo fue en tres ocasiones y Oier Zarraga, el otro futbolista de la plantilla que ha ocupado el puesto de ataque en banda derecha, una sola vez.
Una decisión a todas luces sorprendente por la diferencia de rendimiento entre uno y otro, si bien el menor de los Williams pareció asentarse después en el once. De hecho, fue titular de manera consecutiva en los choques frente al Getafe, el Sevilla y el Betis antes de volver al banquillo.
Hasta entonces, eso sí, las buenas sensaciones que el navarro había ofrecido sobre el verde no se tradujeron en goles ni asistencias y la sensación general era que debía tener más pausa en esa última toma de decisiones. Alguna precipitaciones le impidieron asociarse con el gol, lo cual no es nada preocupante en un chaval en plena madurez, que está ante su primera campaña en la élite y que ha demostrado una capacidad de regate y de desborde que hacía tiempo que no se veían por estos lares. El estreno copero ante el Atlético Mancha Real fue una especie de punto de inflexión para Nico, que vivió su bautismo goleador en el Athletic firmando además un doblete. Volvió a marcar una semana después en las semifinales de la Supercopa el tanto que dio el pase a los rojiblancos a la final, y los octavos de Copa, contra el Barcelona, asistió a Iker Muniain para que este abriera el marcador.
FRENAZO
Enero fue el mes de su eclosión definitiva; febrero, el del frenazo en el peor momento. Cuando mejor estaba, una lesión muscular le apartó casi un mes de los terrenos de juego, impidiéndole ser de la partida en tres citas ligueras así como en el choque de ida de las semifinales de Copa frente al Valencia. Sí estuvo apto para el de vuelta, pero evidenció cierta falta de ritmo y su entrada en la segunda mitad en busca del empate no dio los frutos deseados.
Ahora, cuando solo restan dos jornadas para que concluya la liga y han transcurrido ya más de dos meses de su regreso a los campos de fútbol tras superar su lesión, Nico Williams ha ofrecido algunos chispazos, pero se ha mostrado lejos de esa gran e ilusionante versión que ofreció en enero. La sensación que deja es de que la temporada se le ha quedado corta, aunque ha tenido minutos en todos los partidos en los que ha estado disponible, y que él se ha quedado a medias, con solo tres goles y una asistencia. Eso sí, por delante se le vislumbra un gran futuro. Con contrato hasta el 30 de junio de 2024 y una cláusula de rescisión de 50 millones de euros, el futuro del Athletic a corto, medio y quién sabe si también a largo plazo, pasa por sus botas.